TEMA: LA GRACIA. UN ANÁLISIS DESDE LAS 2 GENERACIONES


Será presentado desde una óptica que contemple los elementos que favorecieron su implementación. No tocaremos lo que la gracia es, o lo que hace en nosotros; ni siquiera hacia donde nos lleva. El propósito acá es mostrar lo que ocurrió, en los tiempos pasados, que impulsó la decisión de desarrollar un período de gracia.

¿Qué es la gracia? Es el favor de Dios, que propicia un beneficio, para quien la recibe. Es un favor inmerecido, porque para que haya gracia, debe haber una respuesta en obediencia, de parte del receptor de la gracia.

LA REBELIÓN DE LOS ÁNGELES ES EL PRIMER DETONANTE: Para poder comprender esto debemos entender que los ángeles son hombre; es decir son humanos. Esto, quizá, sea lo más difícil de aceptar; pero la verdad es que hay muchos testimonios bíblicos de que así es.

Por ejemplo, Ezequiel 28 nos lo dice.
Isaías 14, nos asegura que Satanás es varón.
Génesis 6 nos revela que los ángeles tuvieron sexo con las hembras de la tierra
El libro de Enoc, confirma lo dicho en Génesis 6

Dios habría creado una descendencia humana primeramente en el Monte de Dios. Estos eran humanos superiores, o como lo revelan las Sagradas Escrituras, ángeles. Ellos, entre otras cualidades tenían los siguientes atributos:

·         Son eternos; es decir no mueren como el si lo hace el adán de la tierra.

·         Tienen conocimientos extraordinarios, que superan la mente del adán terrestre.

·         Pueden moverse por todo el universo, con toda libertad. El adán terrestre está confinado a este mundo, y aún dentro de él tiene limitaciones en su desplazamiento.

·         Pueden participar del mundo espiritual y del material sin limitaciones. El hombre adámico sólo del material.

·         Conocen todo lo sucedido desde el principio de los principios, mientras que el hombre adámico terrestre solo desde el principio de Moisés, y esto aún con ciertas limitaciones.

EL PROBLEMA EN EL HUERTO DEL ÉDEN: Los hombres ángeles que se revelaron en contra de Dios, encontraron que la creación del hombre adámico terrestre sería un gran mal para ellos, por cuanto invadiría su zona de exclusividad, y no les dejaría reinar solos. Por ello decidieron intervenir.

Los hombres-ángeles que tienen el liderazgo son 7, según nos ha enseñado el Señor y que aparece en el capítulo 12 de Apocalipsis. Enoc menciona los nombres de los líderes. Estos son los nombres de sus jefes: Shemihaza, quien era el principal y en orden con relación a él, Ar'taqof, Rama'el, Kokab'el, -'el, Ra'ma'el, Dani'el, Zeq'el, Baraq'el, 'Asa'el, Harmoni, Matra'el, 'Anan'el, Sato'el, Shamsi'el, Sahari'el, Tumi'el, Turi'el, Yomi'el, y Yehadi'el.

Pero Enoc nos enseña que quien estuvo en el huerto no fue ninguno de ellos. Siete ángeles están en segundo nivel, después de los mencionados. El tercero de ellos estuvo en el huerto y sedujo a Eva. Así dice Enoc: “ El primero es Yeqon, éste indujo a todos los hijos del cielo y los hizo descender sobre la tierra y los sedujo con las hijas de los hombres. El nombre del segundo es Asbe'el, éste dio un mal consejo a los hijos del cielo y los condujo a corromperse a sí mismos con las hijas de los hombres. El nombre del tercero es G'adri'el, este mostró a las hijas de los hombres todas las formas de dar muerte, fue él quien sedujo a Eva y él es quien enseñó a los hijos de los hombres los escudos, las corazas, las espadas de combate y todas las armas de muerte; desde su mano ellos han procedido en contra de quienes viven en la tierra desde ese día y por todas las generaciones.

Después de la seducción, y con Caín concebido, se desató una generación paralela a la que Dios había creado con Adán.

DIOS PLANIFICÓ UNA DESTRUCCIÓN PARA TODO LO CREADO: El Señor había intentado solucionar el problema de las dos generaciones, enviando el diluvio a la tierra habitada. ÉL dijo que destruiría la vida. Así dice:  Y se arrepintió Yahweh de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.  Y dijo Yahweh: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.

Esto hubiese puesto punto final a todo, pero algo ocurrió:... Noé halló gracia. EL problema es que, aunque Noé y Sem pertenecían a la línea de Adán; sus hijos Cam y Jafet, la esposa de Noé y las esposas de los hijos, seguían perteneciendo a la línea de Caín. Es decir que la línea generacional de Caín se mantuvo sobre la tierra, aún después del diluvio.

El Padre Creador anunció a través del profeta Isaías, que destruiría la tierra, como consecuencia de lo que los hijos de Caín habían hecho sobre la tierra. Así dice: “He aquí que Yahweh vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores... La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Yahweh ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres...  Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará. (Isaías 24)

El mismo Isaías nos dice que el Padre creará nuevos cielos y nueva tierra: Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Él dice: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” (Isaías 65:17)

Y esto también lo anunció el apóstol Pedro: “pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos... Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. ¡Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, !!cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

 

EL JUICIO: Debido a la conducta de los hijos de Caín, absolutamente irrespetuosa a la Voluntad del Creador; y por cuanto tal conducta contaminó la tierra, Dios decidió hacer un juicio. Mediante este juicio Dios juzgará las obras de todos los hombres, lo cual incluirá a las dos generaciones. Es decir, el Creador no dejaría fuera de este juicio, a ninguno de los moradores de este planeta, ni siquiera a sus escogidos.

Enoc nos habló de este juicio: “El se sentó sobre el trono de su gloria y la suma del juicio le ha sido dada al Hijo del Hombre y Él ha hecho que los pecadores sean expulsados y destruidos de la faz de la tierra; y los que han descarriado al mundo serán atados con cadenas y en el lugar donde habían sido reunidos para la destrucción serán encarcelados y todas sus obras desaparecerán de la faz de la tierra. A partir de entonces nada se corromperá, porque este Hijo del Hombre ha aparecido y se ha sentado en el trono de su gloria, toda maldad se alejará de su presencia y la palabra de este Hijo del Hombre saldrá y se fortalecerá ante el Señor de los espíritus”.

EL HIJO DEL HOMBRE: El Padre Creador tuvo un plan para salvar de la destrucción a la generación de Set (primero desde Adán), que es Su creación amada. No la iba a dejar destruir, por cuanto esto es precisamente el propósito, el deseo más vehemente, de los hombre-ángeles.

Pero el mismo Dios puso las reglas. Primero envió la ley, para que el pecado estuviese conocido, y las acciones de los hombres quedasen expuestas. Pablo dijo: “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás” (Romanos 7.7). Y añadió: “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado (Romanos 3.20).

La ley fue presentada no por causa de los elegidos, sino por la descendencia de Caín, que había introducido la perversión en el mundo. Los ángeles-hombre introdujeron prácticas perversas en el mundo, nada comparables con el ingenuo pecado de Adán. Los descendientes de Satanás, de la línea generacional de Caín, imitaron todas estas obras y las implantaron sobre la tierra, creando así una costumbre. Luego, posteriormente, la mezcla de ambas generaciones aprendió a hacer lo malo, aun teniendo genes de la naturaleza santa.

Luego, la ley encerró todo bajo pecado (Ga 3.22) y a todos nos hizo pecadores (Romanos 3.23 y 5.12), siendo partícipes de la muerte (Romanos 3.23 y 5.12). De tal manera que la muerte alcanzó a los elegidos. Pero Dios, en su inmensa sabiduría, prosiguió con su plan y dijo, si al menos un justo hay sobre la tierra, no la destruiré. Esta fue la petición de Abraham cuando el Creador vino a destruir a Sodoma y a Gomorra. Y las escrituras declaran que no había entre los hombres, ni siquiera un justo (Salmo 14.3, Romanos 3.12).   Yahweh miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios.  Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno (Salmo 14.3).

Entonces el Padre tomo la decisión de hacerse hombre, y tomo su logos, la Palabra creadora y la hizo carne, y la llamó mi Hijo (Salmo 2:7). Yo publicaré el decreto; Yahweh me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Esto es un gran misterio, porque no son dos personas diferentes, aun cuando Dios ni siquiera es persona, porque Él es Espíritu (Juan 4.24). Fue un gran milagro encarnar su voz (Juan 1.1), y habitar entre nosotros. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios...  Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Juan 1.14).

La Palabra encarnada era, también, la salvación hecha carne, porque su Nombre así lo revela. Cuando el ángel Gabriel, le reveló a José acerca del niño en el vientre de María le dijo: “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.  Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre YAHSHÚA (que en arameo significa SALVACIÓN), porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Así Dios envió al justo (Hechos 3.14) que necesitaba la humanidad para salvarse del castigo que Dios impondrá cuando sea el juicio, sobre toda persona que haya hecho lo malo. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, Pero la estrategia de Dios, en cuanto a la gracia, fue más allá. Al hacer que Su Palabra se hiciera carne, propició que toda la creación, estuviese en ella. Es decir, el Verbo encarnado, contiene en sí mismo a todo lo creado.

Como escribió el apóstol Pablo: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:16,17). Así que, por cuanto todas las cosas fueron creadas por medio de él y para él, todas estas cosas pudieron ser reconciliadas en su sangre.

LA NUEVA CREACIÓN: Entonces todo aquel que cree que Yahshúa es La Salvación de Dios, y permite que la Palabra le transforme, es una nueva creación. No con ADN judío, ni tampoco el ADN mezclado, sino con un nuevo ADN de arriba. Pablo escribió sobre esto, cuando dijo: “Porque en el Ungido Yahshú ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación” (Gálatas 6-15). Y en otra parte dijo: “De modo que si alguno está en El Ungido, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5.17).

De esa manera el Hijo del Hombre, conteniendo al hombre, pudo salvar al hombre del juicio que ha de venir. Esto es Gracia.

A LO SUYO VINO: La Palabra declara que el Señor Yahshúa vino a lo suyo. EL término idios traduce a “lo que es propio”. Es decir, el Señor vino a lo que le pertenece. Esta tierra y la creación mismo es suya. Luego, el vino por causa de la generación de Set que es la descendencia de la mujer. Vino porque como consecuencia de la ley, el pecado había abundado y la generación santa se había perdido (Lucas 19.10). Él vino por causa de Israel (Mateo 15.24) y cuando juntó a sus apóstoles y les dio mandamiento, lo hizo para que fueron exclusivamente a la casa de Israel (Mateo 10.6). dios mismo manifestaba Su Amor, por su pueblo. Esto es gracia para con Israel. 

Pero los suyo, o más bien “Lo que era suyo”, no le recibió (Juan 1.11). El Señor acusa a Israel de que él les abrió los brazos para recibirlos, pero ellos no quisieron (Isaías 65.2). Incluso el Señor, antes de ser sacrificado, les espetó esto mismo en el rostro de Israel cuando les dijo: “
!!Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! !!Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste” (Lucas 13.34). Así pues, el repudio que Israel cometió en contra del Señor, se volvió en contra de ellos mismos.

Pero el Padre Creador sabía que había un pueblo que sí le recibiría (Isaías 65:1; Romanos 10.20). El Señor cuando estuvo con sus discípulos les dijo: “ También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Este rebaño no es de la línea generacional pura, pero si de la mezcla. Es decir, de aquella tercera generación que nació de la combinación de ambas generaciones, como consecuencia de la unión sexual entre ellas. Esta línea generacional contenía en sus células, ADN de ambas generaciones, quedando a depender de su decisión, basada en su libre albedrío. Dios Padre abrió la gracia para incluirles.

SE DETUVO EL TIEMPO: Todo debió terminar una vez que el Señor estuvo entre nosotros, la primera vez. Los apóstoles creían que le venida del Señor era inminente, y le estaban esperando. Ellos conocían que habría una tribulación grande, un poco antes de Su Regreso, y por ello en el primer siglo, ellos ponían sus bienes al servicio del ministerio apostólico (Hechos 4.32)y vendían todas sus propiedades (Hechos 4:34,35). Pablo mismo creía que el no estaría muerto cuando el Señor regresara. EL escribió: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Tesalonicenses 4.17).

En sus cartas Pablo expresaba abiertamente o lo daba a entender que el tiempo que ellos vivían era el peor, pero que a la vez, era una garantía del pronto regreso del Señor a buscar a su iglesia. Por ejemplo a los Tesalonicenses les escribió: “ Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Yahshúa desde el cielo con los ángeles de su poder” (2Tesalonicenses 1:6,7) .

Pero, aunque el sentimiento de los discípulos era que creían en la pronta venida del Señor, el plan de Dios era postergarlo. Y así el tiempo se detuvo. En la última semana de Daniel, podemos entender lo que significa que el tiempo se detuvo. Es como si se abriese un boquete en la línea de tiempo, que separó los acontecimientos y ha dejado hasta ahora un espacio de casi 2000 años.

Daniel escribió: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador (Daniel 9:26,27)

Sesenta y nueve semanas se cumplieron desde el inicio de la profecía, es decir desde la salida de la orden de restaurar Israel, hasta la muerte del Mesías Príncipe, lo cual ocurrió en el año 33 de la era cristiana. Después de esto solo quedaba la semana 70. Pero ésta aún no se ha cumplido. Aquí está el boquete del cual hablamos. Han transcurrido cerca de 2000 años de a muerte del Mesías y aúno no se ha cumplido la semana 70, profética. Durante este lapso se ha establecido el pacto de La Gracia de Dios.

EL PACTO DE GRACIA: En consecuencia, hay un acto de gracia, que nació como consecuencia de la aparición de 2 generaciones sobre la tierra, y del anuncio de Dios en Génesis 3.15. EL lapso de 2000 años, es el tiempo que Dios ha dado para que todos aquellos, que no son de la línea generacional santa puedan entrar a la salvación dispuesta por Dios y que Israel rechazó.

Pablo nos dijo esto. En el siguiente texto podemos ver representadas a las 3 generaciones. Leamos: “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? Los vasos de ira corresponden a la generación de Caín y en los vasos de misericordia están incluidos los que lo son por naturaleza (los judíos), y también los que no lo son (los gentiles), los cuales fueron incluidos por gracia.

Un poco más adelante Pablo añade: “Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente” (Romanos 9:25,26). Esto es gracia.

El repudio que Israel hizo en contra del Señor, abrió las puertas a la salvación de la generación mixta, la que las Sagradas Escrituras llama “gentiles” (el término original en griego es etnia, lo cual puede ser entendido como toda aquella población de la tierra que no es judía).

El tiempo que durará el boquete abierto en el siglo primero, en el año 33, durará lo que se lleve alcanzar a todos los escogidos, a los elegidos. Pablo escribió: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles, y luego todo Israel será salvo (Romanos 11:25,26). Es decir que el lapso abierto en el año 33, siglo 0, que se originó porque Israel repudió a Aquel que vino a salvarles, permanecerá operativo mientras todos los de la línea mixta, ordenados para salvación, logren entrar. Luego entrará un remanente de la generación santa, y todo lo que debió concluir en el siglo cuarto, terminará en este momento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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