PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO OCHENTA Y NUEVE. PRIMERA PARTE.
Este capítulo es bastante extenso, de tal manera que lo dividiremos en varias porciones.
Primera:
Acá Enoc sigue contando su segundo sueño. Él ve como a un toro blanco le fue dada una instrucción, para construir un bote. Sin duda que nos va a contar su singular forma de mirar, lo que sucedió en tiempos del diluvio. Este toro blanco es Noé.
Nos revela Enoc que del cielo caían siete chorros, pero también nos dice que el agua venía desde dentro de la tierra. La tierra fue inundada desde arriba, y también desde dentro. Dice él que la tierra fue cubierta por las aguas.
En los capítulos iniciales, Enoc nos dice que los Nefilín alcanzaban una altura de 3000 codos. Cada codo tiene entre 45 y 52 centímetros. Esto daría una altura de entre 1300 y 1500 metros.
El propósito del diluvio fue hacer desaparecer a esta generación de seres extraordinarios, por lo que así podemos comprender la altura que alcanzaron las aguas.
Nos cuenta Enoc, que mientras el barco flotaba, los elefantes, camellos y asnos se hundían en las aguas. Esto nos da entender que esta generación de hijos de ángeles con mujeres de la tierra, tenían 3 componentes, diferentes entre ellos. Los elefantes deben coincidir con los gigantes, pero también hubo otros seres.
Seguidamente, nos dice Enoc que en la tierra comenzaron a abrirse unas grietas, que permitieron que el agua fuese, poco a poco, desapareciendo.
Luego, cuando toda el agua se fue, el bote reposó en tierra. Nos dice que el toro blanco, que es Noé, salió del bote con tres toros, cada uno de un color diferente. Uno blanco, que debe ser Sem; otro rojo que sin duda es Jafet y el otro negro, que es Cam.
Entendemos que los toros blancos son continuación del linaje de Adam, lo que solemos llamar la línea santa. El toro negro es un descendiente de los satanes. Este es Cam. El toro rojo (que tiene el mismo color que Abel), es uno que no es perfecto en cuanto al linaje, pero tampoco es absolutamente desaprobado, como el negro. Este debe representar el tercer linaje, que es el de la mezcla. Este es Jafet.
Escuchemos a Enoc
Uno de los cuatro fue hasta donde uno de los toros
blancos y le enseñó, y él construyó para sí un barco y habitó en su interior.
Los tres toros entraron con él en el barco que fue cubierto, y techado por
encima de ellos.
Yo estaba mirando, y vi siete chorros echando mucha agua sobre la tierra.
He aquí que se abrieron los depósitos de agua del interior de la tierra, y
comenzaron a brotar y a subir las aguas sobre ella. Seguí mirando, hasta que la
tierra fue cubierta por las aguas, por la oscuridad y por la niebla que se
cernía sobre ella.
Los toros fueron sumergidos, alejados y aniquilados en aquellas aguas.
El barco flotó sobre las aguas, pero todos los toros, asnos salvajes, camellos
y elefantes se hundieron en las aguas.
De nuevo, vi en mi sueño como los chorros de agua desaparecieron del alto
techo, las grieta de la tierra fueron niveladas pero otros abismos se abrieron;
y el agua empezó a descender por ellos, hasta que la tierra quedó al
descubierto, la barca reposó sobre la tierra, la oscuridad se retiró y apareció
la luz.
Entonces el toro blanco que se había convertido en hombre, salió de esta barca
y con él los tres toros, uno de los cuales era blanco y se parecía a ese toro,
otro era rojo como sangre y, el otro negro.
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