PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y DOS
Este es un capítulo extraordinario, además que su presentación es clara, abierta porque no usa simbología. Acá se nos está mostrando el momento cuando los poderosos de este mundo, quienes tanto Daniel como Juan llamaron “bestias” o “fieras”, vean el rostro del Hijo de Dios, el Señor Yahshúa en gran gloria, quien viene en el peor momento para la humanidad y para los que respetan la ley de Dios, porque habrán sido perseguidos, aterrorizados, torturados, encarcelados e, inclusive, decapitados. Ellos que dirigieron los destinos de este planeta a su antojo e hicieron lo que quisieron e introdujeron la maldad y el desprecio a Dios y a Su Hijo, ahora le ven sentarse en su trono de gloria y juzgar. Será un tiempo terrible para ellos, pero recibirán su merecido. Escuchemos a Enoc: Así ordenó el Señor a los reyes, a los poderosos, a los dignatarios y a todos los que viven sobre la tierra, diciendo: "Abrid los ojos y levantad vuestras frentes por si sois capaces de reconocer al