PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO 103
Pero, ahora os juro a vosotros justos, por la gloria del Grande,
del Glorioso, del Poderoso en dominio y por su grandeza: Conozco el misterio, lo he leído en las tablillas del cielo, he
visto el libro de los santos y he encontrado escrito y registrado en
ellos: que todo bienestar, alegría y gloria están preparados para ellos y
escritos para los que han muerto en la justicia. Numerosos bienes os
serán dados en recompensa de vuestros trabajos y vuestro destino será
mejor que el de los vivos.
Las almas de vosotros los que habéis muerto en la justicia vivirán, y se alegrará y vuestro espíritu y vuestra memoria no perecerá, ante
la presencia del Grande por todas las generaciones del mundo, y desde
ahí no temeréis la afrenta".
¡Desgraciados vosotros que habéis muerto pecadores!. Si morís en la
riqueza de vuestros pecados, los que son como vosotros dicen:
"Dichosos estos pecadores que han visto todos sus días, y ahora han muerto en el placer y en las riquezas, y no han visto en
su vida la tribulación ni el asesinato. Han muerto en la gloria y no
se ha proferido juicio contra ellos en vida".
Sabed que hará descender vuestras almas al seol. Serán allí
desgraciadas y su sufrimiento será grande.
En las tinieblas, las cadenas y el fuego ardiente, allí en donde se
ejecutará el gran castigo. ¡Desgraciados vosotros porque no tendréis
paz!.
No digáis al observar a los justos y buenos que están con vida:
"Durante su vida han trabajado laboriosamente, y experimentado mucho
sufrimiento, han conocido muchos males, han sido consumidos,
disminuidos y su espíritu humillado.
Han sido destruidos, y no han encontrado a nadie que los ayude ni
con una palabra, han sido torturados, y no esperan ver la vida al día
siguiente.
Esperaban ser la cabeza pero son la cola. han sufrido trabajando
pero no disponen del fruto de su trabajo; son alimento de los
pecadores, y los malvado han descargado su yugo sobre ellos.
Les han dominado los que los odian y los que los agreden. Ante
quienes los odian han bajado la cabeza, y ellos no han tenido piedad.
Han intentado alejarse de ellos para escapar y descansar, pero no
han encontrado a dónde huir, ni cómo escapar de ellos.
Se han quejado ante los gobernantes por su tribulación, y han
gritado contra quienes los devoran. Pero sus gritos no han sido
atendidos, ni escucharían su voz.
Porque los gobernantes ayudan a los que los despojan y devoran, a
los que han reducido su número; encubren la opresión; no retiran el
yugo de los que los devoran, desplazan y matan; ocultan su violencia y
no recuerdan que han levantado su mano contra Él.
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