LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO OCHENTA Y NUEVE, PARTE 4.

Continúa Enoc contándonos el sueño que tuvo cuando aún era joven, mediante el cual Dios le muestra, todas las cosas que habrían de suceder desde la formación de Adam.

En este punto, Enoc está viendo al pueblo de Israel el cual ha escapado de Egipto y, ahora es conducido por Moisés. Durante este proceso, Enoc ve el momento cuando Moisés sube al Monte Sinaí a reunirse con Dios, y recibe de Dios la instrucción de que descienda, porque el pueblo está actuando mal.

También, observa que el pueblo está atemorizado ante la Presencia de Dios, en el Monte Sinaí.

Esta porción llega hasta el fallecimiento de Moisés.

Todo esto que Enoc ve en su sueño, está representado usando animales.

 

Escuchemos a Enoc:

El rebaño se apartó de estas aguas, y fueron a un lugar desolado en el que no hay agua ni hierba, y sus ojos se abrieron y vieron. Miré hasta que el Señor del rebaño los apacentó, les dio agua y hierba y la oveja fue y los guio.

La oveja subió a la cima de una roca elevada, y el Señor del rebaño la envió en medio del rebaño, y todos ellas se mantenían a distancia.

Entonces miré, y he aquí que el Señor del rebaño se alzó frente al rebaño, y su apariencia era potente, grandiosa y terrible, y todo el rebaño lo vio y tuvo miedo de Él.

Todas estaban asustadas y temblando ante Él, y le gritaron al cordero que era su segundo y que estaba en medio de ellas: "Nosotras no podemos estar delante del Señor".

Entonces se volvió el cordero que las guiaba, y subió por segunda vez a la cima de aquella roca. Pero el rebaño comenzó a cegarse, y a apartarse del camino que les había señalado, sin que el cordero supiera tales cosas.

El Señor del rebaño se enfureció mucho contra el rebaño, el cordero lo supo y descendió de la cima de aquella roca y vino al rebaño, y encontró a la mayoría cegadas y extraviadas.

 Cuando lo vieron comenzaron a atemorizarse delante de Él, queriendo volver a sus rediles.

El cordero tomó con él a otras ovejas y vino al rebaño, degollaron a todas las extraviadas y comenzaron a temblar ante Él. Entonces ese cordero hizo regresar a sus rediles, a todo el rebaño extraviado.

Continué viendo este sueño, hasta que este cordero se transformó en hombre, construyó un campamento para el Señor del rebaño, y llevó a todo el rebaño a este campamento.

Seguí mirando hasta que se durmió esa oveja que se había unido al cordero, que dirigía a las ovejas. Observé hasta que todas las ovejas mayores hubieron perecido y se levantaron en su lugar unas menores, y ellas entraron en un pastizal y se acercaron a un río.

Después la oveja que los guiaba y que se había convertido en hombre, fue separada de ellas, se durmió y todas las ovejas la buscaron, y lloraron por ella con grandes lamentos.

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