PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULOS OCHENTA Y SIETE Y OCHENTA Y OCHO
Enoc ha venido contándonos en los últimos capítulos estudiados, acerca de sueños que ha tenido, pero donde ha puesto un mayor énfasis es en el último, el cual es muy revelador de lo que ha ocurrido en la tierra, desde los días del Edén.
En el capítulo anterior aprendimos que que
muchas estrellas descendían y caían del cielo en medio de la primera estrella y
eran transformadas en toros ... y vi como todos sacaron su miembro sexual como
caballos y montaron las vacas de los toros y todas quedaron preñadas y parieron
elefantes, camellos y asnos.
En estos capítulos vemos como se instala la violencia y la agresión
entre ellos. Pero aún más allá que violencia los elefantes, camellos y asnos que
en la realidad son los gigantes, los Nefilín, que nacieron del coito entre
ángeles y mujeres de la tierra, comenzaron a comerse a los humanos, una vez que la carne de animales
escaseó.
Entonces Enoc vio que seres parecidos a hombres blancos bajaron desde el cielo a poner orden en la tierra. Estos 4 primeros es posible que sean Miguel, Gabriel, Rafael y Sariel (capítulo 9), que son los ángeles que están siempre en la presencia de Dios. Ellos fuero enviado por Dios para poner orden sobre la tierra, por causa de los que los ángeles caídos habían hecho.
La estrella atrapada y encarcelada es, sin duda, Asa’el (capítulo 10.4).
Acá se nos anuncia, lo que nos dijeron Judas Iscariote (1:6) y Pedro (2 Pedro 2:4), que los ángeles rebeldes han sido encarcelados desde la misma eternidad.
Escuchemos a Enoc
Nuevamente vi como comenzaban a golpearse el uno al otro, y a devorarse el uno
al otro, y la tierra se puso a gritar.
Después elevé de nuevo mis ojos al cielo, y tuve una visión; hela aquí. Salieron
del cielo seres parecidos a hombres blancos, salieron cuatro de ese lugar, y
tres con ellos.
Así, esos tres que salieron de último me tomaron de la mano, y me llevaron por
sobre la generación terrestre hasta un lugar elevado, y me mostraron una torre
alta construida sobre la tierra, y todas las colinas eran más bajas.
Me dijeron: "Permanece aquí, hasta que hayas visto todo lo que le sucederá
a estos elefantes, camellos y asnos y a las estrellas, las vacas y a todos
ellos".
Vi a uno de los cuatro que había salido primero, agarrar a la primera estrella
que había caído del cielo, atarla de pies y manos y arrojarla en el abismo
profundo, angosto, escarpado y oscuro.
Después, uno de ellos sacó la espada y se la dio a los elefantes, camellos y
asnos, y ellos comenzaron a herirse el uno al otro, y toda la tierra tembló a
causa de esto.
Seguía observando mi sueño, cuando he aquí que a uno de los cuatro que habían
salido, le llegó una orden del cielo, y él tomó a todas las numerosas estrellas
cuyos miembros sexuales eran como los de los caballos, y él las ató a todas de
pies y manos y las arrojó en un abismo de la tierra.
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