PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULOS 33 AL 36.

 Sigue Enoc siendo llevado por lugares incontables, de grandes misterios y, plenos de la verdad de DIOS. Sin duda es Enoc un hombre privilegiado, a quien DIOS escogió para tan gloriosa experiencia.

Ahora, Enoc visitará lugares que sólo su ojo pudo mirar. El misterio de los vientos, la lluvia, el roció y las leyes que los rigen. Asimismo, pudo ver el nacimiento de las estrellas, conocer sus nombres  las leyes que orientan sus movimientos.

Permitamos a Enoc que nos lo cuente-

Capítulo 33

Desde allí fui hasta los confines de la tierra, y vi allí grandes bestias, diferentes unas de otras, y también pájaros que diferían en sus aspectos, hermosura y trinos.

Al oriente de esas bestias vi el final de la tierra, donde el cielo descansa, y donde se abren los portales del cielo.

Vi como nacen las estrellas del cielos, y los portales de los que proceden, y anoté las salidas de cada una de las estrellas, según su número, nombre, curso y posición y según su tiempo y meses, según me las mostraba Uriel, uno de los Vigilantes.

Y me mostró, y escribió para mí todo. Incluso, escribió para mí sus nombres, de acuerdo con sus tiempos.

Capítulo 34

Desde allí fui transportado a la extremidad norte de la tierra, y me fueron mostradas grandes obras.

Vi tres puertas del cielo, abiertas. A través de cada una de ellas vienen los vientos del norte, y cuando soplan hay frío, granizo, escarcha, nieve, rocío y lluvia.

Si salen por una sola de las puertas, soplan para bien. Pero, cuando soplan a través de las otras dos, es con violencia y calamidad sobre la tierra, pues soplan con fuerza.

Capítulo 35

Desde allí, fui hasta la extremidad occidental de la tierra y, vi tres puertas del cielo abiertas, el mismo número de puertas y salidas que había visto en el oriente.

Capítulo 36

Luego, fui transportado a la extremidad sur de la tierra, y allí me fueron mostradas sus tres puertas abiertas, del viento sur: para el rocío, la lluvia y el viento.

Y desde allí fui transportado al límite oriental del cielo, y vi las tres puertas orientales abiertas, las tres puertas orientales del cielo y, encima de ellas, unas puertas pequeñas

3 Por cada una de estas puertas pequeñas, pasan las estrellas del cielo y corren por el curso trazado para ellas, hacia el occidente.

4 Al ver esto, bendije todo el tiempo al Señor de Gloria, y continuaré bendiciendo al Señor de Gloria, que ha realizado grandes y magníficos prodigios, para mostrar la grandeza de su obra a los ángeles, a los espíritus y a los humanos, para que ellos puedan alabar esa obra, toda su creación, para que puedan ver la manifestación de su poder, y alaben la grandiosa obra de sus manos, y le bendigan por siempre.

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