LIBRO DE ENOC, CAPÍTULO OCHENTA Y NUEVE | PARTE FINAL

 

Con esta porción terminamos el largo análisis del capítulo 89.

Acá, Enoc nos habla primeramente del gobierno de Salomón y de la casa que éste hizo para Dios.

Pero luego, lamentablemente nos hace ver que Israel abandonó a su Creador y Padre, y tomó malos caminos.

También nos cuente acerca de Elías el profeta, el cual fue ascendido sin ver muerte. 

Así mismo nos relata de los profetas enviados para hacer volver a Israel de su mal camino, pero estos hombres de Dios fueron asesinados.

El final trata de 70 pastores escogidos por Dios a quienes llama para entregarles al pueblo de Israel para su cuidado. Pero los advierte que de entre el pueblo hay gente que debe ser quitada. Sin embargo, Dios sabe que estos pastores no atenderán con justicia la instrucción, sino que entregarán ovejas que no fueron escogidas para muerte.

Dios manda a anotar todo lo que estos pastores hagan, y cómo descuidan a las ovejas y permiten la muerte de ellas.

Escuchemos a Enoc:

Esas ovejas crecieron y se multiplicaron y todos esos perros, zorros y jabalís tuvieron miedo y huyeron lejos. Este carnero embistió y mató a todas las bestias salvajes, y esas bestias no tuvieron más poder entre las ovejas ni les guiaron más.

Esa casa llegó a ser grande y amplia y fue edificada por esas ovejas. Una torre elevada y grande fue construida sobre la casa, para el Señor de las ovejas. El campamento era bajo, pero la torre muy alta y el Señor de las ovejas se mantenía sobre ella y ofrecieron ante Él una mesa llena.

Después vi a esas ovejas errar de nuevo, e ir por una multitud de caminos y abandonar su casa. El Señor de las ovejas llamó de entre ellas a algunas ovejas, y las envió al lado de las ovejas, pero las ovejas comenzaron a asesinarlas.

52 Pero, una de ellas fue salvada y no fue muerta, salió y gritó a causa de las ovejas y ellas quisieron matarla, pero el Señor de las ovejas la salvó de entre las manos de las ovejas, la hizo subir y habitar cerca de Él..

Él envió sin embargo muchas otras ovejas a esas ovejas para testificarles, y para lamentarse sobre ellas.

Después las vi abandonar la casa del Señor y su torre; erraban en todo y sus ojos estaban cerrados. Vi al Señor de las ovejas hacer una gran carnicería con ellas, hasta que esas ovejas provocaron la carnicería y traicionaron su puesto.

Él las abandonó en las manos de los leones y los tigres, de los lobos y las hienas, de los zorros y de todas las bestias salvajes, que comenzaron a despedazar a estas ovejas. Las vi abandonar su casa y su torre y entregarlas a los leones para que las destrozaran y devoraran.

Me puse a gritar con todas mis fuerzas y a llamar al señor de las ovejas, y le hice ver que las ovejas eran devoradas por todas las bestias salvajes.

Pero Él permaneció inmutable y cuando las vio se alegró al ver que era devoradas, tragadas y robadas y las abandono para que fueran pasto de las bestias.

Él llamó a setenta pastores y les entregó a esas ovejas para que las llevaran a pastar y le dijo a los pastores y a sus acompañantes: "Que cada uno de vosotros lleve de ahora en adelante a las ovejas a pacer y todo lo que os ordene, hacedlo.

"Os las entregaré debidamente contadas y os diré cuáles deben ser destruidas y esas, hacedlas perecer". Y les entregó aquellas ovejas.

Después el llamó a Otro y le dijo: "Observa y registra todo lo que los pastores hacen a estas ovejas, ya que ellos destruyen más de las que yo les he mandado; todo exceso y destrucción que sea ejecutado por los pastores regístralo: cuántos destruyen de acuerdo con mi orden y cuántos de acuerdo con su propio capricho. Pon en la cuenta de cada pastor la destrucción que efectúe.

Lee luego el resultado ante mí, cuántas destruyeron y cuántas les entregué para su destrucción. Que esto pueda ser un testimonio contra ellos, para saber toda acción de los pastores, que yo los evalúe y vean lo que hacen y si se atienen o no a lo que les he ordenado.

Pero, ellos no deben enterarse, no debes contarlo a ellos ni debes advertirles, sino solamente anotar cada destrucción que los pastores ejecuten, una por una y al momento, y exponer todo eso ante mí. Vi cuando esos pastores pastorearon en su tiempo, y comenzaron a matar y destruir a más ovejas de las que fueron ofrecidas, y ellos entregaron a esas ovejas en manos de los leones.

Los leones y los tigres devoraron a gran parte de esas ovejas, y los jabalís comieron junto con ellos. Ellos quemaron esa torre y demolieron esa casa.

Me entristecí muchísimo por esa torre, porque la casa de las ovejas fue demolida, y ya no pude ver si esas ovejas entraban en esa casa.

68 Los pastores y sus cómplices entregaron a esas ovejas a todas las bestias salvajes, para que las devoraran, pero cada uno de ellos había recibido un número determinado, y fue anotado para cada uno de ellos, por el Otro, en un libro, cuántas de ellas habían destruido.

Cada uno mataba y destruía más de las que fueron prescritas, y yo comencé a llorar y a lamentarme por causa de esas ovejas.

Entonces, en la visión observé al que escribía, como anotaba cada una que era destruida por esos pastores día por día, y él llevó y expuso todo su libro y mostró al señor de las ovejas, todo lo que realmente habían hecho ellos y todo lo que cada uno había hecho, y todas las que ellos habían entregado a la destrucción.

Y el libro fu leído ante el Señor de las ovejas, y Él tomó el libro en su mano, lo leyó, lo selló y lo archivó.

Tras eso, vi que los pastores las llevaban a pastar durante doce horas, y he aquí que tres de esas ovejas regresaron; arribaron, entraron y empezaron edificar todo lo que se había derrumbado de esa casa, pero los jabalís se lo impidieron y ellas no fueron capaces.
(Ne 3:33)

73 Después, ellas comenzaron de nuevo a construir, como antes elevaron la torre, que fue llamada torre alta, y comenzaron de nuevo a colocar una mesa ante la torre, pero todo el pan que había estaba contaminado e impuro.

Acerca de todo est, los ojos de esas ovejas estaban cegados y no veían, y sus pastores tampoco y él las entregó para una mayor destrucción a sus pastores, que pisotearon las oveja con sus pies y las devoraron.

75 El Señor de las ovejas se mantuvo indiferente hasta que todas las ovejas fueron dispersadas por el campo, y se mezclaron con ellas, y ellos no las salvaron de las manos de las bestias.

76 El que había escrito el libro lo trajo, lo mostró y lo leyó ante el Señor de las ovejas; le imploró y suplicó por cuenta de ellas y le mostró todos los actos de los pastores y dio testimonio ante Él contra los pastores.

Tomó el libro vigente, lo depositó al lado de Él y se fue.

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