PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO OCHENTA Y DOS
En este extenso capítulo, se nos presenta a Enoc hablándole a su hijo Matusalén, acerca de los libros que él preparó para la humanidad. Le exhorta a que enseñe acerca de ellos a todos sus hijos, y a toda su descendencia.
Acá Enoc enfoca su enseñanza en las luminarias y los ángeles que gobiernen sus movimientos, y el efecto que esto produce sobre la tierra.
Escuchemos a Enoc
Hijo mío, Matusalén, ahora te estoy contando y escribiendo todas estas cosas; te he manifestado todo, y te he dado los libros concernientes a ellas; preserva hijo mío, Matusalén, el libro de la mano de tu padre, y entrégalo a las generaciones del mundo.
Te he dado sabiduría a ti y a tus hijos, para que ellos la entreguen a sus hijos por generaciones, sabiduría que está por encima de sus pensamientos.
Aquellos que la comprendan no dormirán, sino que prestarán oído para que puedan aprender esta sabiduría, y a quienes la coman, ella le gustará más que un alimento exquisito.
Dichosos todos los justos; dichosos todos los que caminan por el camino de la justicia, y que no pecan como los pecadores en el cálculo de los días: cuando el sol recorre los cielos, entra y sale por cada puerta durante treinta días, junto con los jefes de millar de la especie de las estrellas, añadiendo los cuatro días que son intercalados, para separar las cuatro partes del año, las cuales los guían y entran con ellas cuatro días.
Debido a ello los hombres se equivocan, y no los cuentan dentro del cómputo completo del año, están en el error y no lo reconocen debidamente, porque ellos están incluidos en el cómputo de los años, y están verdaderamente asignados para siempre, uno a la primera puerta, otro a la tercera, otro a la cuarta y otro a la sexta, y el año está completo en trescientos sesenta y cuatro días.
El cómputo de ellos es correcto y la cuenta registrada de ellos exacta, de las luminarias, meses, fiestas, años y días; me lo ha mostrado y revelado Uriel, a quien es Señor de la creación del mundo ha subordinado las huestes de los cielos.
Él tiene poder sobre la noche y sobre el día, para hacer brillar la luz sobre los humanos: el sol, la luna , las estrellas y todas las potencias de los cielos que giran sobre sus órbitas.
Esta es la ley de las estrellas con relación a sus constelaciones, sus lunas nuevas y sus signos.
Estos son los nombres de quienes las guían, de quienes vigilan que entren en su tiempo, en orden en su estación, su mes, en su período, con su potencia y en su posición.
Sus cuatro guías, quienes dividen las cuatro partes del año, entran primero, enseguida los doce jefes de la clase que separan los meses y por los trescientos sesenta días están los jefes de millar, dividiendo los días, y por los cuatro que son intercalados, están quienes como guías dividen las cuatro partes del año.
Los jefes de millar están intercalados entre guía y guía, cada uno tras una estación, las que sus guías separan.
Estos son los nombres de los guías que separan las cuatro partes del año, que han sido fijadas: Melki'el, Helimmel'ek, M'elay'el y Nar'el.
Y los nombres de quienes los conducen: Adn'ar'el, Idyasusa'el e 'Ilume'el; estos tres son los que siguen a los jefes de clases de las estrellas, y hay otro que viene detrás de los tres jefes de clases, que siguen a los guías de las estaciones, que separan las cuatro estaciones del año.
Al principio del año se levanta primero Melki'el, quien es llamado Tamaini y "sol", y todos los días de su gobierno, sobre los cuales él domina, son noventa y un días.
He aquí los signos de los días que aparecen sobre la tierra, durante el tiempo de su dominio: calor, sudor y calma; todos los árboles producen frutos y las hojas crecen sobre ellos; la mies del trigo; la rosa florece, pero los árboles de invierno llegan a secarse.
Estos son los nombres de los líderes que están sobre ellos: Berkai'el, Zalbesa'el y el otro que se añade, un jefe de millar llamado Hiluyasef, con el cual terminan los días de su dominio.
El siguiente guía es Helimmel'ek, llamado "sol brillante", y el total de días de su luz es de noventa y un días.
Estos son los signos de sus días, sobre la tierra: ardiente calor y sequedad; maduran los frutos de los árboles, que producen todos sus frutos maduros y a punto; las ovejas se aparean y conciben; se cosechan todos los frutos de la tierra, todo lo que hay en el campo y se prensa el vino; esto ocurre en los días de su dominio.
Estos son los nombres de los jefes de millar: Gidaya'el, Ke'el, He'el y se les añade Asfa'el, durante el cual su dominio termina
Comentarios