PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y SIETE.

 LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y SIETE

El narrador de esta sección es Noé.

Esta porción muestra como ninguna otra, el castigo que ha de venir sobre los ángeles rebeldes, los que no aceptaron la autoridad de DIOS. Acá se nos muestra que la obra de los ángeles caídos no ha quedado, ni quedará, impune y que el Señor cobrará venganza de todos ellos.

Noé ha visitado el lugar que es castigo para los ángeles, el infierno.

Este capítulo y los que vienen son muy gráficos.

Escuchemos a Noé.

En esos días la palabra del Señor del universo vino a mí, y Él me dijo: Noé, tu destino ha llegado hasta mí, un destino sin mancha, un destino de amor y rectitud.  Ahora, los ángeles están construyendo una casa de madera y, cuando terminen su tarea, extenderé mi mano sobre ella y la preservaré, y la semilla de vida germinará de ella y se producirá un cambio, para que la tierra no quede desocupada.

Yo consolidaré tu linaje (semilla) ante mí para siempre, diseminaré a los que viven contigo y no será estéril, sino será bendecida y, multiplicada sobre la superficie de la tierra en el nombre del Señor.

Él, encarcelará a los Vigilantes que han demostrado injusticia en este valle ardiente que, antes, me había mostrado mi abuelo Enoc en el occidente, cerca de las montañas de oro, plata, hierro, estaño y plomo.  Vi ese valle donde había gran perturbación y agitación de aguas.

Cuando todo esto ocurrió, de aquel ardiente metal fundido y desde la agitación, en ese lugar se produjo un olor a azufre y se mezcló con las aguas y, ese valle donde estaban los Vigilantes que habían seducido a la humanidad, arde bajo la tierra.

De sus valles salen ríos de fuego, donde son castigados esos Vigilantes que han seducido a quienes habitan sobre la tierra. Esas aguas servirán en estos días a los reyes, a los poderosos y a los dignatarios y, a aquellos que habitan sobre la tierra, para salud del cuerpo y para castigo del espíritu, pero su espíritu está lleno de codicia y su carne será castigada, porque han rechazado al Señor de los espíritus. Serán castigados diariamente y aun así no creerán en el Señor de los espíritus.

Tanto como su cuerpo es quemado severamente, se produce un cambio en su espíritu por los siglos de los siglos, porque nadie profiere una palabra vana ante el Señor de los espíritus. Porque el juicio vendrá sobre ellos a causa de que ellos creen en el deseo de su carne y, rechazan al Espíritu del Señor.

En esos días hubo en esas aguas un cambio, pues cuando los Vigilantes son castigados en ellas, las fuentes de agua cambian de temperatura, y cuando los ángeles suben las aguas se vuelven frías.

Oí a Miguel hablar y decir: Este juicio en el que los Vigilantes son sentenciados, es un testimonio para los reyes y los poderosos que dominan la tierra; porque estas aguas de castigo, proporcionan salud a los cuerpos de los reyes y, curan la concupiscencia de su carne, sin embargo ellos no creen ni ven que esas aguas cambiarán y se convertirán en fuego que arderá para siempre.

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