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Mostrando entradas de junio, 2024

LIBRO DE ISAÍAS. CAPÍTULO DIECISIETE.

Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante.  Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Yahweh de los ejércitos. En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su carne.Y será como cuando el segador recoge la mies, y con su brazo siega las espigas; será también como el que recoge espigas en el valle de Refaim.  Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres frutos en la punta de la rama, cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas, dice Yahweh Dios de Israel. En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel. Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol. 

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y SIETE.

  LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y SIETE El narrador de esta sección es Noé. Esta porción muestra como ninguna otra, el castigo que ha de venir sobre los ángeles rebeldes, los que no aceptaron la autoridad de DIOS. Acá se nos muestra que la obra de los ángeles caídos no ha quedado, ni quedará, impune y que el Señor cobrará venganza de todos ellos. Noé ha visitado el lugar que es castigo para los ángeles, el infierno. Este capítulo y los que vienen son muy gráficos. Escuchemos a Noé. En esos días la palabra del Señor del universo vino a mí, y Él me dijo: Noé, tu destino ha llegado hasta mí, un destino sin mancha, un destino de amor y rectitud.   Ahora, los ángeles están construyendo una casa de madera y, cuando terminen su tarea, extenderé mi mano sobre ella y la preservaré, y la semilla de vida germinará de ella y se producirá un cambio, para que la tierra no quede desocupada. Yo consolidaré tu linaje (semilla) ante mí para siempre, diseminaré a los que viven contigo y n

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y SEIS

En este cortísimo capítulo, Enoc nos muestra el momento cuando se da la instrucción para que los ángeles encargados de abrir los manantiales de las aguas, cumplan con esta misión. Sabemos por lo que Enoc nos ha contado, que los ángeles de santidad tienen diferentes funciones y que las cumplen regularmente, sin fallar en ellas. Este es el momento que Dios ha decidido acabar con la obra que había desarrollado, pero sin destruir a Noé y su familia, quién había alcanzado misericordia delante de Dios. Los ángeles reciben la orden y cumplen con la misión.   Escuchemos a Enoc Después me mostró los ángeles de castigo que estaban listos para venir y desatar la fuerza de las aguas que están debajo de la tierra.  Y el Señor de los espíritu le mandó a los ángeles que iban saliendo, que no levantaran las aguas sino que las represaran, ya que estos ángeles estaban encargados de la potencia de las aguas. Y yo me retiré de la presencia de Enoc.

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y CINCO

Luego de los capítulos previos, cuando se puede apreciar cuál será el castigo en contra de los ángeles caídos y de su descendencia, y de cómo el Ungido, el Elegido de Dios, se sienta sobre su trono a gobernar, Enoc nos regresa, en este capítulo, al punto culminante de la maldad prediluviana y, de la razón por la cual el Señor Dios determinó acabar con aquella existencia. Acá podemos apreciar con más detalle, los extraordinarios eventos previos al diluvio, y cómo afectaron estos a Noé e, inclusive, al mismo Enoc. También se puede conocer la opinión de Dios y cuáles fueron las razones que le impulsaron a destruir aquel mundo con agua. Es posible igualmente saber porque Noé no pereció bajo las aguas. En este capítulo, por primera vez en este libro, habla uno diferente a Enoc. Y es Noé, su nieto, quien le llama para saber lo que ocurre. En algunas oportunidades la narración es compartida entre Noé y Enoc   Escuchemos a Enoc En esos días Noé vio que la tierra estaba amenazada d

PRIMER LIBRO DE ENOC, CAPÍTULO SESENTA Y CUATRO

Durante el capítulo 63 supimos que Dios habrá de dar castigo a los poderosos de la tierra, los que la han regido durante miles de años, ángeles caídos y su descendencia, quienes verán al UNGIDO de DIOS sentarse en su Trono de Gloria. En ese momento ellos habrán reconocido que Dios es REAL, que sí existe y que es absolutamente Soberano y, que no hay otro Dios sobre este planeta y querrán ir delante de Él para reconocer su soberanía y autoridad, pero no les será permitido. Dice que, luego, sus rostros estarán llenos de oscuridad y de vergüenza ante el Hijo del Hombre, serán expulsados de su presencia y la espada permanecerá frente a sus caras . Ellos dan una idea de cómo será el lugar adonde irán a parar; la luz se desvanece ante nosotros y las tinieblas son nuestra morada por los siglos de los siglos .   Así que los poderosos de este mundo, quienes ignoraron al Señor durante milenios y nunca quisieron darle la gloria, irán a parar a un sitio lleno de tinieblas. Pero ellos no es