PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y DOS

Este es un capítulo extraordinario, además que su presentación es clara, abierta porque no usa simbología.

Acá se nos está mostrando el momento cuando los poderosos de este mundo, quienes tanto Daniel como Juan llamaron “bestias” o “fieras”, vean el rostro del Hijo de Dios, el Señor Yahshúa en gran gloria, quien viene en el peor momento para la humanidad y para los que respetan la ley de Dios, porque habrán sido perseguidos, aterrorizados, torturados, encarcelados e, inclusive, decapitados.

Ellos que dirigieron los destinos de este planeta a su antojo e hicieron lo que quisieron e introdujeron la maldad y el desprecio a Dios y a Su Hijo, ahora le ven sentarse en su trono de gloria y juzgar.

Será un tiempo terrible para ellos, pero recibirán su merecido.

 

Escuchemos a Enoc:

Así ordenó el Señor a los reyes, a los poderosos, a los dignatarios y a todos los que viven sobre la tierra, diciendo: "Abrid los ojos y levantad vuestras frentes por si sois capaces de reconocer al Elegido".

 El Señor de los espíritus se sentó en su trono de gloria, el espíritu de justicia se esparció sobre Él y la palabra de su boca exterminó a todos los pecadores e injustos y ninguno de ellos subsistirá frente a Él.

 Ese día todos los reyes y los poderosos y los que dominan la tierra se levantarán, le verán y le reconocerán cuando se siente sobre el trono de su gloria; la justicia será juzgada ante Él y no se pronunciará palabra vana frente a Él.

 El dolor vendrá sobre ellos como a una mujer en un parto difícil, cuando su hijo viene por la abertura de la pelvis y sufre para dar a luz.

 Se mirarán los unos a los otros aterrorizados, bajarán la mirada y la pena se apoderará de ellos cuando vean a este Hijo de Mujer sentarse sobre el trono de su gloria.

 Y los reyes, los poderosos y todos los que dominan la tierra alabarán, bendecirán y ensalzarán a quien reina sobre todo lo que es secreto.

 Porque desde el principio el Hijo del Hombre fue ocultado y el Más Alto lo preservó en medio de su poder y lo reveló a los elegidos.

 La asamblea de los elegidos y los santos será sembrada y todos los elegidos se sostendrán en pie en ese día;

 pero los reyes, los poderosos, los dignatarios y los que dominan la tierra caerán ante Él sobre sus rostros, adorarán y pondrán su esperanza en este Hijo del Hombre, le suplicarán y le pedirán misericordia.

 Sin embargo, el Señor de los espíritus los apremiará para que se apresuren a salir de su presencia, avergonzará sus caras y las tinieblas se acumularán sobre sus rostros;

 Él los entregará a los de castigo para ejecutar la venganza porque han oprimido a sus hijos, a sus elegidos.

 Serán un espectáculo para los justos y los elegidos, quienes se alegrarán a costa de ellos, porque la ira del Señor de los espíritus cayó sobre ellos y su espada se emborrachó con su sangre.

 En cambio los justos y los elegidos serán salvados ese día y nunca más le verán la cara a los pecadores ni a los injustos.

 

 El Señor de los espíritus residirá sobre ellos y con este Hijo del Hombre comerán, descansarán y se levantarán por los siglos de los siglos.

 Los justos y los elegidos se habrán levantado de la tierra, dejarán de estar cabizbajos y se vestirán con prendas de gloria.

 Tales serán las prendas de vida del Señor de los espíritus: vuestra ropa no envejecerá y vuestra gloria no terminará ante el Señor de los espíritus.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL PROBLEMA CON GÉNESIS 4:1

EL SEXTO SELLO:

EL PRIMER LIBRO DE ENOC. Capítulo Cuarenta y siete