PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SESENTA Y UNO
Tal parece que acá estamos en presencia del momento sublime del arrebatamiento y del juicio a los santos, solo que es expresado en un lenguaje que no es claro; es, más bien, simbólico.
Los ángeles llevan cuerdas que “son para medir”.
Los ángeles usaron sus alas, con lo cual sabemos que van a volar en los cielos.
Y con ellos van las cuerdas. Es posible que estas cuerdas representen la medida
de fe en el Señor.
Recordemos lo que dijo el Señor y aparece en
Mateo 24:31 Y enviará
sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro
vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
No es que en el arrebatamiento el Señor va a
usar cuerdas físicas, sino que estas representan de forma simbólica la medida
de su fe y la santidad con la que llevaron sus vidas.
Las cuerdas han de indicar le medida de fe y
justicia, siendo ésta lo opuesto del pecado; es decir, si cuidaron sus vidas
para agradar a Dios.
Y en ese día será revelada la hipocresía, porque
muchos fingieron su fe y justicia, por lo que todo cuanto hicieron será
revelado. Por ello las cuerdas revelarán los misterios de las profundidades de
la tierra.
En ese día los santos podrán “tomar su cuerda”
para ascender, aunque en tierra hayan sido destruidos por el desierto o
tragados por los peces del mar.
Acá debemos recordar que dos grandes monstruos
están en la tierra; uno en el desierto (Behemot) y otro dentro de las aguas
(Leviatán), los cuales representan todo lo maligno que pueda corresponder. Es decir que quienes cayeron ante el poder maléfico
de estos monstruos podrán recuperarse en ese día.
Luego del ascenso de los santos el Señor se
instalará en su trono de gloria a juzgarlos
Pablo dice en 2 Corintios 5:9-11: Por tanto procuramos también, o
ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros
comparezcamos ante el tribunal del Ungido, para que cada uno reciba según lo
que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Y esto parece ser lo que logra ver Enoc, el momento
cuando se producirá el juicio de los santos.
El día del juicio a los santos, habrá alabanzas
en los cielos.
Escuchemos a Enoc.
He aquí que en esos días, vi como unas cuerdas largas fueron dadas a esos ángeles y, ellos se colocaron alas y volaron hacia el norte.
Le
pregunté al ángel diciéndole: ¿Por qué han tomado esas cuerdas y se han ido? Él
me dijo, Se han ido a medir. El ángel que iba conmigo me dijo: Ellos llevan a
los justos las medidas de los justos y las cuerdas de los justos, para que se
apoyen en el nombre del Señor de los espíritus por los siglos de los siglos.
Los
elegidos comenzaron a residir con el Elegido y, esas son las medidas que serán
dadas para fe y que fortalecerán la justicia. Estas medidas revelarán todos los
misterios de las profundidades de la tierra y, los que han sido destruidos por
el desierto o, tragados por las fieras o por los peces del mar.
Esos podrán regresar sostenidos por el día del
Elegido, porque ninguno será destruido ante el señor de los espíritus, ninguno
podrá ser destruido.
Todos los que habitan en lo alto del cielo han
recibido un mandamiento, un poder, una sola voz y una luz como fuego.
A él con sus primeras palabras lo bendijeron,
ensalzaron y alabaron con sabiduría y han sido sabios en la palabra y el
espíritu de vida.
El Señor de los Espíritus colocó al Elegido
sobre el trono de gloria y, él juzgará todas las obras de los santos y sus
acciones serán pesadas en la balanza.
Cuando alce la cara para juzgar sus vidas
secretas según la palabra del nombre del Señor de los espíritus, su sendero por
la vía del juicio justo del Señor de los espíritus, entonces a una sola voz
hablarán, bendecirán, glorificarán, exaltarán y proclamarán santo el nombre del
Señor de los espíritus.
Él convocará a todas las huestes de los cielos,
a todos los santos, a las huestes de Dios, a los Querubines, a los Serafines, a
los Ofanines, a todos los ángeles de poder, a todos los ángeles de los
principados y al Elegido y a los demás poderes sobre la tierra y sobre el agua.
Ese día ellos elevarán una sola voz,
bendecirán, alabarán y exaltarán en espíritu de fidelidad, en espíritu de
sabiduría, en espíritu de paciencia, en espíritu de misericordia, en espíritu
de justicia, en espíritu de paz y en espíritu de verdad y dirán a una sola voz:
Bendito es Él y bendito sea el nombre del Señor de los espíritus para siempre y
por toda la eternidad.
Todos los que no duermen en el cielo alto le
bendecirán; todos los santos que están en el cielo te bendecirán; todos los
elegidos que habitan en el jardín de la vida y todo espíritu de luz que sea
capaz de bendecir, alabar, ensalzar y proclamar santo tu nombre y toda carne
glorificará y bendecirá tu nombre más allá de toda medida por los siglos de los
siglos.
Porque grande es la misericordia del Señor de
los espíritus. Él es paciente y todas sus obras y toda su creación las ha
revelado a los justos y a los elegidos, en nombre del Señor de los espíritus
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