PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO CINCUENTA Y OCHO

 Este capítulo parece estar señalando hacia el momento, o más bien hacia la bienaventuranza de lo que Dios tiene planeado con los santos que le sean fieles. A partir de esta porción se desarrolla la tercera parábola que Dios le dio a Enoc e inicia, precisamente, con la bienaventuranza hacia los elegidos.

Acá es exaltado que los santos anhelen la verdad de Dios y no las cosas del mundo. Esto provoca el anuncio de habrá paz para los justos.

Pero, quizá, el mensaje que mejor conecta con la bienaventuranza de la promesa cumplida está en el segundo párrafo. Los santos del cielo serían los ángeles, tal y como dijo el Señor: enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. (Mateo 24:31)

Da la idea que los santos ángeles son enviados a buscar a los elegidos que representan la justicia que es por la fe, como anunció Pablo: Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Yahshúa el Ungido, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,  por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en el Ungido Yahshúa. (Romanos 3:21-24)

En ese tiempo cuando los elegidos sean llevados a los lugares celestiales, Satanás y la bestia serán apresados, razón por lo cual parece muy conveniente asegurar las tinieblas están desapareciendo.

El encuentro de los elegidos con el Señor se verá demorado como consecuencia de que primero hay que destruir las tinieblas, pero hecho esto ya estará el camino expedito,

Escuchemos a Enoc

Comencé a recitar la tercera parábola acerca de los justos y de los elegidos:

 ¡Felices vosotros justos y elegidos pues vuestra suerte será gloriosa!  Los justos estarán a la luz del sol y los elegidos en la luz de la vida eterna; los días de su vida no tendrán fin y los días de los santos serán innumerables.  Buscarán la luz y encontrarán justicia con el Señor de los espíritus: habrá paz para los justos en nombre del Señor eterno.

Después de esto serán enviados los santos del cielo a buscar los misterios de la justicia, patrimonio de la fe, pues brilla como el sol sobre la tierra y las tinieblas están desapareciendo.

Habrá una luz infinita aunque por determinados días ellos no vendrán, porque antes habrán sido destruidas las tinieblas, la luz habrá sido afirmada ante el Señor de los espíritus y la luz de la verdad habrá sido establecida para siempre ante el Señor de los espíritus.

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