LOS ESCRITOS DE ENOC Y SU PERTINENCIA. CAPÍTULO 21
LA PRISIÓN DE LOS ÁNGELES REBELDES
Antes de entrar en el detalle
de la lectura, recordemos que un gran grupo de todos los ángeles que DIOS creó,
se rebelaron en contra de ÉL. Por ejemplo, Apocalipsis 12 nos dice que el
número de ellos es de la tercera parte de toda la creación.
También apareció otra señal en el cielo:
he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en
sus cabezas siete diademas; 4 y su cola arrastraba la tercera parte de las
estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. (Apocalipsis 12.3,4)
Recordemos también, que la
rebelión de estos ángeles se manifestó al hacer acuerdo con los satánes, como
nos dice Ezequiel 28. Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has
multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu
corazón.
(Ezequiel 28:5) Igualmente, A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste
lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te
arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.
(Ezequiel 28.16)
Las contrataciones que habla
Ezequiel 28 no son otra cosa sino los acuerdos que los satánes hicieron con los
ángeles. Debemos tener claro que los satánes son arcángeles y querubines, una
orden superior que la de los ángeles. Por ello tenían ascendencia sobre ellos.
Una vez que confirmaron el
acuerdo con los satánes, los ángeles intentaron quitar a DIOS de su trono y
colocarse ellos. En ese momento, DIOS los expulsó del monte de DIOS. Esta
batalla la describe Apocalipsis 12.
Después hubo una gran batalla
en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y
sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el
cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y
sus ángeles fueron arrojados con él. (Apocalipsis 12,7 al 9)
Entonces DIOS separó a los
ángeles de los arcángeles y querubines y envió a los ángeles a prisiones de
oscuridad. El apóstol Pedro habló de esto diciendo. Porque si Dios no
perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los
entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio. (2
Pedro 2, 4) También Judas escribió. Y a los ángeles que no guardaron su
dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo
oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; (Judas
1, 6).
De acuerdo a esto, los ángeles
fueron encadenados a prisiones desde aquel momento cuando se rebelaron.
Esto fue lo que miró Enoc y
que nos cuenta en este capítulo. Escuchemos.
Después volví hasta donde todo era caótico; y
allá vi algo horrible. No vi ni cielo en lo alto ni tierra firme fundamentada,
sino un sitio informe y terrible.
Vi allí cuatro estrellas del
cielo encadenadas, que parecían grandes montañas ardiendo, como fuego.
Entonces pregunté. ¿Por qué
pecado están encadenadas y por qué motivo han sido arrojadas acá? Uriel el
Vigilante y el Santo que estaba conmigo y me guiaba, me dijo. Enoc, ¿por qué
preguntas y te inquietas por la verdad?
Esta cantidad de estrellas de
los cielos, son las que han transgredido el mandamiento del Señor y, han sido
encadenadas aquí hasta que pasen diez mil años, el tiempo impuesto según sus
pecados.
Desde allí pasé a otro lugar
más terrible que el anterior y, vi algo horrible. Había allá un gran fuego
ardiendo y flameando y, el lugar tenía grietas hasta el abismo, llenas de
columnas descendentes de fuego. Pero no pude ver ni sus dimensiones ni su
magnitud ni haría conjeturas.
Entonces dije: ¡Qué espantoso
y terrible es mirar este lugar!
Contestándome, Uriel el
Vigilante y el Santo, que estaba conmigo, me dijo. Enoc ¿por qué estás tan
atemorizado y espantado?
Le respondí: "Es por este
lugar terrible y por el espectáculo del sufrimiento"..
Y él me dijo: Este sitio es la
prisión de los ángeles y aquí estarán prisioneros por siempre.
Hasta aquí la narración en
este capítulo, que describe el lugar adonde fueron enviados los ángeles, para
ser castigados.
Revisemos ahora en el segundo
libro de Enoc, lo que el vio de este lugar.
De nuevo me cogieron aquellos
hombres y me llevaron al segundo cielo, (donde) me mostraron tinieblas mucho
más densas que las de la tierra.
Allí vi unos cautivos en
cadenas, colgados y esperando el juicio sin medida. Estos ángeles tenían un
aspecto más tétrico que las tinieblas de la tierra y se lamentaban sin cesar a
cada instante. Y pregunté a los hombres que me acompañaban ¿Por qué razón están éstos sometidos a un tormento
continuo?
Y me respondieron: Estos son
los apóstatas del Señor, los que no han obedecido sus mandatos, sino que, siguiendo su propio albedrío, han apostatado juntamente con sus cabecillas,
que ahora se encuentran encerrados en el quinto cielo.
Y me dio una gran lástima de
ellos.
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