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Mostrando entradas de noviembre, 2024

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO OCHENTA Y DOS

  En este extenso capítulo, se nos presenta a Enoc hablándole a su hijo Matusalén,  acerca de los libros que él preparó para la humanidad. Le exhorta a que enseñe acerca de ellos a todos sus hijos, y a toda su descendencia.  Acá Enoc enfoca su enseñanza en las luminarias y los ángeles que gobiernen sus movimientos, y el efecto que esto produce sobre la tierra.  Escuchemos a Enoc Hijo mío, Matusalén, ahora te estoy contando y escribiendo todas estas cosas; te he manifestado todo, y te he dado los libros concernientes a ellas; preserva hijo mío, Matusalén, el libro de la mano de tu padre, y entrégalo a las generaciones del mundo. Te he dado sabiduría a ti y a tus hijos, para que ellos la entreguen a sus hijos por generaciones, sabiduría que está por encima de sus pensamientos. Aquellos que la comprendan no dormirán, sino que prestarán oído para que puedan aprender esta sabiduría, y a quienes la coman, ella le gustará más que un alimento exquisito. Dichosos todos ...

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO OCHENTA Y UNO

En esta porción, hallamos a Enoc a quien se le anuncia que ha de regresar con su familia, con su hijo Matusalén, para que enseñe acerca de todo cuanto ha sido testigo. Pero, antes de eso, se le muestra un libro en el cual están escritos los nombres, de todos los seres que han de nacer sobre la tierra. A estos libros se les llaman tablillas, quizá porque fueron escritos sobre tablas de arcilla, como las de Moisés. Allí aparecen las acciones de toda la humanidad, buenas y malas y, como veremos, éstas definirán al hombre mismo y su naturaleza, así como el lugar adonde irá al final de todo. Porque hay quien muere en justicia, y sobre quien no se ha escrito un libro de injusticias. Peri hay un lamento tácito, sobre quien siendo juzgado, tenga en su contra un libro escrito acerca de sus injusticias. Entonces Enoc fue llevado por siete santos (ángeles) hasta la puerta de su casa, y se le dijo que estaría allí por espacio de un año, y que luego sería nuevamente trasladado a los cielos....

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO OCHENTA.

  En este momento está a punto de terminar el gran viaje de Enoc, y el tiempo de su aprendizaje está finalizando. Enoc conoció todo lo que otro ser humano desconoce, y a él se le dio la virtud de aprenderlo. Con la visita a los astros, culminó todo aprendizaje y Enoc se preparará para regresar a la tierra, para contar todo a sus hijos, y a los hijos de los hombres. En este capítulo 80, se pone final a todas las cosas que Enoc debía aprender, pero se le informa, lo que será después que los hijos de los hombres comiencen a repoblar la tierra, después del diluvio. Recordemos que Enoc es prediluviano, pero en sus días de aprendizaje es muy probable que el diluvio estuviese ocurriendo, o a punto de suceder.   Los días de lo pecadores, que leeremos en este capítulo 80, se refiere al linaje que no se originó en Dios a través de Adán, sino que viene por la obra de los ángeles caídos y, ellos,   son pecadores por naturaleza. Acá, en este capítulo, veremos los planes que Di...

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SETENTA Y NUEVE

Con este sencillo capítulo finaliza el viaje esplendoroso, al que ha sido llevado Enoc por el arcángel Uriel, uno de los santos ángeles que acompañan a Dios, y hacen su obra en santa obediencia y disciplina. Hemos sido testigos de cómo Dios dispuso las leyes de los grandes astros, especialmente el sol y la luna, creados para determinar el día y la noche en el planeta tierra. Uriel le mostró a Enoc como son determinadas las leyes de las estaciones, como consecuencia del movimiento de los grandes astros, los cuales salen y entran por diferentes puertas en el cosmos, seis puertas en el oriente y seis en el occidente. También Uriel le mostró a Enoc, como la luna pierde luz a medida que se mueve en el transcurso de un mes, y que cada mes esto se repite invariablemente.   Asimismo la luna vuelve a recuperar su brillo. Interesante es también, que la pérdida de luminosidad es calibrada. Así pues concluye Uriel este transitar cósmico, con Enoc. Escuchemos: Hijo mío: ya te he ens...