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PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SETENTA Y SEIS

  PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SETENTA Y SEIS. En esta porción Enoc nos muestra el efecto de los vientos, sobre las circunstancias que ocurren en este mundo. Dice Enoc que en el cosmos hay doce puertas, por cada una de las cuales entran vientos. Estos vientos tienen la propiedad de causar el bien o el mal. Ocho de las doce puertas dejan entrar vientos de mal, por lo que solo cuatro de las doce, vientos de bien. Según lo que nos muestra Enoc, en el cosmos hay puntos cardinales y las puertas están orientadas de acuerdo a ellos. Sabemos que los vientos son espíritus o viceversa, por lo que asumimos que acá se podría hacer referencia a uno o a lo otro, cuando se menciona al viento. Estos, como dijimos, pueden hacer bien o mal. Dice que cuatro de los vientos (o espíritus) son para la curación de la tierra y nos dice que ellos trae; la lluvia, los frutos, la reanimación, el bienestar, la prosperidad y el rocío. En cambio, por las puertas de daño salen: la destrucción, la sequía,

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SETENTA Y CINCO

Continúa Enoc la explicación del funcionamiento del cosmos. y las grandes luminarias. Acá se nos muestra cómo funciona la radiación solar, y la presencia de puertas en el cosmos que dan entrada a los rayos solares. Escuchemos a Enoc. Capítulo 75 Los jefes de las cabezas de mil que están encargados de toda la creación, y de todas las estrellas, tienen qué hacer con los cuatro días intercalados, siendo inseparables de su obra de acuerdo con el cómputo del año, tienen que prestar servicio durante cuatro días que no son contabilizados. Por esta causa los hombres se equivocan, pues estas luminarias prestan servicio exactamente a las estaciones del mundo, una por la primera puerta , otra por la tercera, otra por la cuarta y otra por la sexta puerta y la armonía del mundo se cumple en trescientos sesenta y cuatro estaciones. Porque los signos, los tiempos, los años y los días me los mostró Uriel, el Vigilante a quien el Señor de gloria ha encargado de todas las luminarias del cielo