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Mostrando entradas de agosto, 2024

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SETENTA Y DOS

Desde el capítulo uno hasta el setenta y uno, Enoc nos muestra lo que ha sucedido sobre la tierra y anuncia lo que habrá de ocurrir sobre ésta, que culmina con la exaltación del Glorioso Hijo del hombre, el vástago unigénito de Dios, el Señor Yahshúa. Todo lo acá contado es fidedigno y encaja exactamente con lo dicho en los Sagrados Escritos y, de hecho, algo de lo escrito en ellos, es copiado de este libro. En este extraño, pero muy interesante capítulo Enoc nos va a contar lo que le fue contado por el Ángel Uriel y que, también, él observó en cuanto al comportamiento de los grandes astros. Nos habla del lugar desde donde aparece el sol y aquel por el cual se esconde. Lo interesante acá es que Enoc nos cuento que es el sol el que se desplaza y no la tierra. Vamos a tratar este capítulo en varias porciones, dado lo extenso y a veces complejo, que se vuelve. Enoc dice claramente que hay un libro que determina el movimiento de lo que él llama “las luminarias” y de hecho los Sagrado

PRIMER LIBRO DE ENOC | CAPÍTULO SETENTA Y UNO

  En los versos previos Enoc nos dijo que él estaba sentado entre dos regiones, entre el norte y el occidente, allí donde los ángeles habían tomado cuerdas para medir para mí el lugar para los elegidos y los justos . Pero ahora nos declara que fue tomado y llevado a una región gloriosa, donde todo lo que él puede ver es absolutamente inédito, irreconocible para un ser humano. Y como veremos, el fuego es un lugar común en ese lugar, pero, a diferencia del infierno, a nadie quema. Como el fuego de la zarza que vio Moisés, que no la consumía. Acá Enoc ve a alguien que él llama “la Cabeza de los días”, que entendemos que es Dios, el Creador. Esta forma de describir Enoc, tiene coincidencia con la descripción de Daniel cuando dice que vio a un Anciano de días. Pero, luego, esta Cabeza de los días, junto con los cuatro ángeles que están delante de Dios, Miguel, Gabriel, Rafael y Sariel y miríadas de ángeles le presentan a Enoc a Aquel en el cual reside la justicia, que no es otro

PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO SETENTA

Este capítulo consta de solo tres versículos, pero muy interesantes y reveladores. Sabemos, porque los Sagrados Escritos nos lo han enseñado, que el Hijo de Dios es realmente el Verbo de Dios que ha encarnado. Es decir, que el Hijo fue en algún momento la Palabra de Dios, el Logo de Dios, que salía de su boca. Y cuando Dios estaba creando todo, ese Logos, ese Verbo estaba en plena y perfecta ejecución. Y es precisamente esta palabra. El Logos, la que es usada en Apocalipsis 19.13 y también en Juan 1.1, que nuestras traducciones nos dicen que es Verbo. Realmente el término es “Logos”. Así pues, cuando en Génesis 1, se nos narra la creación de Dios, lo que encontramos allí es al Logos en plena ejecución. Y esto se ve confirmado cuando Pablo dice: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él . Colosens