LA RESURRECCIÓN Y EL ARREBATAMIENTO (Parte 2)
En esta carta de Pedro, están contenidos
hermosos misterios, de los cuales ya hemos hablado. Uno, que define
perfectamente lo que venimos diciendo es lo siguiente:
“A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el
mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que
está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Porque por esto también ha sido predicado el
evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres,
pero vivan en espíritu según Dios
(1 Pedro 4:4-6).
Lo que venimos sosteniendo es que la
resurrección se produce primerísimamente (la palabra griega “proton”, es un
adjetivo en grado superlativo, en un lugar en el que nada hay antes); es decir
antes de todas las cosas, al sonido de la voz del Señor.
Esta resurrección será
de todos los que murieron en el Señor, pero algunos lo harán para vida eterna,
y otros para vergüenza y confusión perpetua, como dice Daniel (o como dijeron
el mismo Señor Yahshúa y Pablo ).
Pero eso sí, todos los que murieron en el Señor resucitarán. También hemos
dicho que cada grupo (los justos e injustos) resucitará
ante la voz del ángel (o arcángel, como dice 1Ts 4:16,17).
El tema que quizá pasa desapercibido de la
lectura de Pedro, es que todos los que son del Mesías, deberán estar en carne
para ser juzgados. El propósito es que este juicio sea en carne, para vivir en el espíritu.
Leamos nuevamente lo
que dijo Pedro:
Porque por esto también
ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne
según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.
Es decir que el
propósito del Señor cuando bajo a las partes internas de la tierra, donde se
hallan los muertos, fue para predicarles el evangelio, y que de esa manera
estuviesen preparados para la resurrección, para juicio.
De tal manera que todos los que hicieron lo
bueno, y los que hicieron lo malo, resucitarán para ser juzgados. La iglesia de Yahshúa el Mesías no ha entendido esto, debido al carácter de triunfalismo que le han enseñado sus (falsos) profetas, pastores y maestros.
El movimiento modernista de la iglesia
contemporánea, que comenzó hacia finales del siglo XIX e inicio del XX, se ha
caracterizado por una actitud de triunfo, basado en enseñanzas de hombres, y no, por supuesto, en las propias Escrituras.
Es así que desde R.J. Rushdony (el
forjador de la doctrina del dominionismo o Reino Ahora), la iglesia ha estado
inmersa en un estado de encantamiento o hipnosis colectiva, que no le deja ver
la verdad.
Las enseñanzas de Rushdony, contemplan la negación de la gran
tribulación, así como el reino milenial. Para esta iglesia (que sigue sin saber
la doctrina de Rushdony), el Reino ha comenzado ahora.
Así que, muy lejos están de aceptar una
resurrección para juicio, como está escrito. Las palabras de Pedro, demuestran
que él creía que la iglesia ya había entrado en la tribulación final, de la
cual el Señor les había hablado. ÉL dijo:
“Mas el fin de todas las cosas se
acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” <1 4:7="" pedro="" style="font-family: verdana;">. 1>
<1 4:7="" pedro="">
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<1 4:7="" pedro="">El consejo
de Pedro era mantenerse limpios y en oración. 1>
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Pablo también creía, que la iglesia de su tiempo
había entrado en la persecución final. En el texto que hemos citado de 1 Tes
4:17 el dice:
“Luego nosotros los que
vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos…”
Ves?,
Pablo creía que él quedaría vivo para cuando el Señor apareciera en las nubes.
En
esta primera carta a los Tesalonicenses, Pablo les dice:
“Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor,
recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo…”
(1 Tes 1:6).
Él, al igual que Pedro (y seguro que los otros discípulos) estaba
convencido que el tiempo del fin había llegado. Pero, en la segunda carta, Pablo
es aún más directo. Él dice:
“Debemos
siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto
vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para
con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las
iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y
tribulaciones que soportáis. Esto es demostración del justo juicio de Dios,
para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo
padecéis
(2 Tes 1:3-5).
Pablo consideraba que los Tesalonicenses, así
como todos los que estaban siendo perseguidos, estaban pasando por el juicio de
Dios, el cual era (o es, porque aún no se ha dado), necesario para entrar en el
Reino de los cielos.
El juicio de Dios es el medio para entrar en el Reino de
Dios. Quizá alguno podría decir ahora, que sólo la fe es necesaria y no un
juicio. Ciertamente, y la fe es lo que será probada, como se prueba el oro,
para que cada quien sepa cuál era su grado de fidelidad a Dios, pero muy
especialmente al Señor Yahshúa.
Las mega iglesias entenderán en ese momento que
no es cuestión de número, sino de calidad de fe.
Durante el tiempo de persecución estarán los
justos y los injustos, pero hay promesa para los justos. Hay que entender que
la presencia de justos e injustos se debe a que todos los muertos en Cristo,
resucitarán ¿Pero habrá injustos entre los que resucitarán? Claro, porque no
todo lo que diga que es iglesia, lo es.
Recordemos las palabras del Señor:
“No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad”
(Mateo 7:21-23).
Pedro habla de un juicio cuando dice:
“Porque
es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza
por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de
Dios?”
<1 4.17="" pedro="" style="font-family: verdana; text-align: left;">
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<1 4.17="" pedro="" style="font-family: verdana; text-align: left;"> Y además, esas palabras están precedidas por unas que
dan señal del momento terrible que vivían los cristianos de la época: 1>
<1 4.17="" pedro="" style="font-family: verdana; text-align: left;">
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<1 4.17="" pedro="" style="text-align: left;">“Amados,
no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna
cosa extraña os aconteciese…” <1 4:1="" pedro="">. 1>1>
<1 4.17="" pedro="" style="font-family: verdana; text-align: left;"><1 4:1="" pedro="">
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<1 4.17="" pedro="" style="font-family: verdana; text-align: left;"><1 4:1="" pedro="">Esto es así, por que la iglesia de aquel momento
vivía un estado de persecución y fuerte. Según los investigadores (el Manuel
Bíblico Unger, por ejemplo página 818) señalan que esta carta de Pedro fue
escrita en el año 65. 1>1>
<1 4.17="" pedro="" style="font-family: verdana; text-align: left;"><1 4:1="" pedro="">
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<1 4.17="" pedro="" style="font-family: verdana; text-align: left;"><1 4:1="" pedro="">Es también notorio, que Unger dice que el propósito
principal de la carta, era el sufrimiento de los cristianos. La persecución a
los cristianos, fue primeramente iniciada por los propios judíos, que no habían
aceptado las enseñanzas del Señor Yahshúa, y luego adquirió mayores proporciones, cuando Roma, en la persona de Nerón, acusó a los cristianos de haber sido los
causantes del incendio (año 64), dando de esa manera inicio a la persecución de
los cristianos.1>1>
<1 4.17="" pedro="" style="font-family: verdana; text-align: left;"><1 4:1="" pedro="">
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Pedro creía
firmemente que le persecución final había comenzado, y que la misma era por
causa del juicio de Dios para su iglesia. Él creía que el juicio comenzaría por
la casa de Dios (es decir su pueblo, su iglesia), y que luego se extendería al
resto, aunque el juicio entre unos y
otros media por lo menos mil años.
Lo que
venimos diciendo es que, un poco antes de la venida del Señor, todos los muertos en el Mesías resucitarán, tanto los que obraron lo bueno como los que no. Y la causa o
propósito de esta resurrección, es el juicio por el cual tienen que pasar todos
los que han creído en el pacto de sangre.
Pedro dice:
“…que el justo con dificultad se salva”,
lo cual demuestra
no la dureza del corazón de Dios, sino lo duro del juicio.
Ciertamente este jucio es una situación “in extremis”, la cual sólo los preparados podrán
superar.
Es aquí
donde uno se pregunta, si esta iglesia ligera de los últimos tiempos, está
preparada para unos momentos tan duros, como los que han de venir, y de los
cuales han de participar todos los que han creído.
Los enemigos de Dios han
logrado, si se quiere con cierto éxito, crear un parapeto que llaman iglesia,
de la cual se ha hecho parte una gran mayoría. Y ellos están allí con un
propósito: Confundir al creyente para llevarlo a un estado egocéntrico de
triunfalismo, para que cuando llegue el momento de angustia extrema, se hallen
enredados en lo que no debe ser y en lo que no deben hacer.
Por eso Apocalipsis 14 dice:
“Aquí está la
paciencia de los santos,
los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de
Yahshúa.”
Más
adelante hablaremos de lo que ha de pasar en este tiempo. La iglesia
protestante ha venido enseñando, y es uno de sus temas favoritos que, la
iglesia no pasará por la gran tribulación.
Esto fue anunciado por el Señor Yahshúa, profetizado por Daniel y
confirmado por Juan el apóstol. Pero, es verdad, el Señor nunca dijo que cuando
los muertos resucitaran lo harían para ser juzgados, y que la resurrección y el
juicio sería en medio de la gran tribulación. Sin embargo tampoco dijo que no
fuese así. Es la lectura investigativa, la que nos lleva a ese resultado.
¿CONTRADICCIONES?
Algunos puntos aparentemente contradictorios, no lo son tanto. Hemos dicho que
algunos hablaron de la resurrección, y nos dejaron con cierta inquietud.
Tales
versos que hemos citado son Juan 5:28,29 (el Señor Jesús), Daniel 12: 1,2 y
Hechos 24;14,15 (Pablo), en los cuales se crea cierta desesperanza por causa de
que la resurrección no se presenta como un acto de triunfalismo de la iglesia,
sino que en ella va implícita un juicio y castigo.
El Señor Yahshúa dijo que los que resuciten lo harán unos para vida, y otros para
condenación. Daniel, a su vez, manifestó que los que despierten lo harán unos
para vida eterna y otros para vergüenza y confusión perpetua. Y por último
Pablo aseguró que en la resurrección se levantarán tanto justos, como injustos.
Desde la óptica de estos tres versos, la situación no está muy clara al momento
de ser levantados. Recordemos que quienes serán levantados, son los que “Murieron
en Cristo”, por lo tanto es la iglesia, son los lavados con la sangre de Mesías entre quienes estarán algunos que no son buenos, y otros que sí.
Pero hay
otros versos que sí son optimistas y esperanzadores, como por ejemplo Mateo
24:31(y, obviamente sus similares de Marcos 13 y Lucas 21), 1 a los corintios
15; 52 y el mismo 1 a los tesalonicenses 4:17.
Por ejemplo el Señor Yahshúa dijo
(y lo recogieron Mateo 24:31 y Marcos 13: 27) que con el sonido de la trompeta,
el Hijo del hombre enviará a sus ángeles a recoger a los suyos, y acá no habla
de justos e injustos, ni de mal y bien. Este verso no tiene el mismo tono de
angustia que Juan 5:28,29 y es de un gran optimismo, porque anuncia que los
suyos serán recogidos, para encontrarse con él y vivir así eternamente con él.
En 1 a los
corintios 15:52 dice:
“en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque
se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados, y nosotros seremos
transformados”.
Notemos que Pablo acá no usa el mismo lenguaje pesimista de
Hechos 24:14,15. Otro verso alegre y entusiasta de Pablo está 1 a los
tesalonicenses 4: 17, que dice:
“luego nosotros los que vivamos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente
con ellos en las nubes, para salir al encuentro del Señor en el aire y así
estaremos para siempre con el Señor”.
¿Qué sucede?
¿Por qué algunos versículos que hablan del arrebatamiento nos entristecen, en
tanto que otros no? La explicación es esta.
Fijémonos
de nuevo en 1 a los tesalonicenses 4:16,17. Allí dice:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero. Luego nosotros los que vivimos,
los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes
para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Las tres
etapas de la venida del Señor son:
1. La voz de mando
2. La voz de arcángel
3. La trompeta de Dios.
Cada una de
ellas tiene su especial significado, y su momento de ejecución, prestándole
atención entenderemos lo que pasa.
La primera etapa: La voz de mando.
Este momento corresponde a lo dicho por el Señor Yahshúa, que fue recogido por Juan y aparece en 5:28,29. Allí dice:
“No os maravilléis de esto; porque vendrá hora
cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo
bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a
resurrección de condenación”.
Esta es la voz de mando; es la voz de Yahshúa que
está llamando a los suyos. Es el primer evento que ocurre. Cuando los que son
del Señor oigan Su Voz, y resuciten. Recordemos que esto es necesario según dijo
Pedro (1 Pedro 4:4,6), porque todos deberán ser juzgados en carne, por lo cual
han de resucitar. Esta es la primera resurrección. La segunda es la de aquellos
que murieron sin Cristo, la cual será para condenación (Apocalipsis 20).
Pablo dice
(en 1 a los tesalonicenses 4:16) que este es el primerísimo de todos los
eventos. La resurrección ocurrirá primerísimamente. El Señor emitirá su potente
voz y todos los que son de él, resucitarán. Los otros quedarán muertos,
esperando el momento de su juicio. Apocalipsis 20:5, 6 dice al respecto:
“Pero
los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta
es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en
la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino
que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
Sobre este
mismo momento dice Isaías 26: 14;
“Muertos son, no vivirán; han fallecido, no
resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo”.
Pero
recordemos que al sonido de la voz resucitarán los muertos en Cristo, pero algunos
lo harán para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Al
sonido de la potente voz de Yahshúa, todos los muertos (en él) serán levantados.
Acerca de
que la resurrección no implica arrebatamiento podemos usar la palabra
mencionada por Pablo cuando dijo: “ … y
los muertos en Cristo resucitarán primero…”. El término traducido como
resucitarán es anastesontai, que más bien quiere decir levantarán.
Es lo que hacemos todos cuando termina nuestra noche de
descanso; levantarnos de la cama. Esta palabra, por ejemplo fue usada por Lucas
al escribir Hechos 12: 7;
“Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una
luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó,
diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos”.
La
palabra para levántate pronto, es
anastesontai.
Lo que queremos decir es que la acción de
levantarse como hizo Pedro cuando le visitó el ángel, no implica un ascenso.
Cuando los muertos resuciten solo se levantarán del sueño de la muerte, pero no
ascenderán. Ellos tendrán que esperar
Continua en la parte III
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