PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO OCHENTA Y UNO
En esta porción, hallamos a Enoc a quien se le anuncia que ha de regresar con su familia, con su hijo Matusalén, para que enseñe acerca de todo cuanto ha sido testigo. Pero, antes de eso, se le muestra un libro en el cual están escritos los nombres, de todos los seres que han de nacer sobre la tierra. A estos libros se les llaman tablillas, quizá porque fueron escritos sobre tablas de arcilla, como las de Moisés. Allí aparecen las acciones de toda la humanidad, buenas y malas y, como veremos, éstas definirán al hombre mismo y su naturaleza, así como el lugar adonde irá al final de todo. Porque hay quien muere en justicia, y sobre quien no se ha escrito un libro de injusticias. Peri hay un lamento tácito, sobre quien siendo juzgado, tenga en su contra un libro escrito acerca de sus injusticias. Entonces Enoc fue llevado por siete santos (ángeles) hasta la puerta de su casa, y se le dijo que estaría allí por espacio de un año, y que luego sería nuevamente trasladado a los cielos.