PRIMER LIBRO DE ENOC | CAPÍTULO SESENTA Y NUEVE | PORCIÓN FINAL
PRIMER LIBRO DE ENOC. Capítulo 69. Porción Final
La porción que sigue en el capítulo 69 del primer libro de Enoc es curiosa y, en algunos pasajes, difíciles de comprender.
En la primera porción hablamos del mal que K’asbe’el ocasionó revelando secretos que luego dieron origen a la medicina en la tierra, y eso no lo tocaremos acá. De lo que si hablaremos es de la relación de K’asbe’el con un poderoso secreto que él llama B’iq’a.
Mediante este juramento fue establecida toda la creación tanto cósmica como dentro de la atmósfera del planeta.
Al final del capítulo se habla de la aparición del Señor de la Gloria, Yahshúa el Ungido y se muestra gran poder al momento de sentarse en el trono y como los poderosos de este planeta son sometidos delante de su gran poder.
Parece haber una conexión entre el juramento B’iq’a y el Nombre del Señor Yahshúa, porque como dice la palabra: Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. (Colosenses 1 del 15 al 20)
Escuchemos a Enoc
Y esta es la tarea de Kasbeel, el jefe del juramento que hizo a los santos cuando habitó en lo alto de la gloria, y su nombre es Biqa. Este (ángel) pidió a Miguel que le mostrara el nombre oculto, para que lo enunciara en el juramento, para que temblaran ante ese nombre y juramento los que revelaban todo lo que había en secreto a los hijos de los hombres.
Y este es el poder de este juramento, porque es poderoso y fuerte, y él puso este juramento Akae en la mano de Michael.
Y estos son los secretos de este juramento. Y son fuertes por su juramento:
Los cielos fueron suspendidos para siempre, antes de que el mundo fuera creado.
Y por él, la tierra fue fundada sobre el agua, y de los rincones secretos de las montañas brotan hermosas aguas, desde la creación del mundo y hasta la eternidad.
Y por ese juramento fue creado el mar, y le puso como fundamento arena para el tiempo de su ira, y no se atreve a pasar más allá desde la creación del mundo hasta la eternidad.
Y mediante ese juramento se afirman las profundidades, y (se asegura que) permanezcan y (que) no se muevan de su lugar, de eternidad en eternidad.
Por ese juramento el sol y la luna completan su curso, y no se desvían de sus ordenanzas de eternidad en eternidad.
Por ese juramento las estrellas completan su curso, y las llama por sus nombres y (ellas) le responden de eternidad en eternidad.
De la misma manera los espíritus del agua, y de los vientos, y de todos los céfiros, y (sus) caminos de todos los rincones de los vientos.
Y allí están preservadas las voces del trueno, y la luz de los relámpagos.
Y allí están preservadas las cámaras del granizo, y las cámaras de la escarcha, y las cámaras de la niebla, y las cámaras de la lluvia y el rocío.
Y todos estos creen y dan gracias delante del Señor de los Espíritus, y lo glorifican con todo su poder, y su alimento está en cada acto de acción de gracias. Agradecen y glorifican y ensalzan el nombre del Señor de los Espíritus por los siglos de los siglos.
Y este juramento es poderoso sobre ellos y, a través de él [son preservados y] sus caminos son preservados y su curso no se destruye.
Y hubo gran alegría entre ellos y (le) bendijeron, glorificaron y ensalzaron porque les había sido revelado el Nombre de aquel Hijo del Hombre.
Y se sentó en el trono de su gloria, y la suma del juicio fue dada al Hijo del Hombre. E hizo desaparecer a los pecadores y ser destruidos de la faz de la tierra, y aquellos que han descarriado al mundo.
Con cadenas serán atados y, en su lugar de reunión de destrucción serán encarcelados y todas sus obras desaparecerán de la faz de la tierra.
Y de aquí en adelante no habrá nada corruptible; porque ha aparecido aquel Hijo del Hombre, y se ha sentado en el trono de su gloria. Y todo mal pasará delante de su rostro.
Y la palabra de aquel Hijo del Hombre saldrá.
Sed fuertes ante el Señor de los Espíritus.
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