PRIMER LIBRO DE ENOC. CAPÍTULO 53
En el capítulo 52 Enoc nos habló de unas montañas de minerales. Recordemos: “allí mis ojos vieron todos los secretos del cielo que llegará: una montaña de cobre, otra de plata, otra de oro, otra de estaño y otra de plomo. En este capítulo entenderemos que tales montañas son en realidad autoridades. Y el material del cual están hechas indica su valor quizá con relación a esa autoridad.
Dice el 52 que esas montañas se derretirán como la cera
frente al fuego. Esas montañas que tus ojos han visto, de hierro, cobre,
plata, oro, estaño y plomo, en presencia del Elegido serán como la cera frente
al fuego y como el agua derramada y se derretirán a sus pies. Esto da a
entender que no importa cuanto poder y autoridad tengan, delante del Hijo
valdrán nada y de muy poca estima será su valor.
En este capítulo Enoc nos presenta lo que vio después del
anuncio del capítulo 52. Él nos dice que entre ellos se darán regalos, pero que
nunca estarán saciados en su trabajo. Nos dice Enoc que esos mismos que se
agradan entre ellos con regalos, son los mismos que han cometido asesinatos.
Pero ellos, estos poderosos que son como montañas, serán destruidos
y los ángeles santos de Dios, están preparados para ello. Usarán los instrumentos de Satanás. Quizá se
refiera a que ellos serán destruidos, con las mismas armas que usaron para
destruir a las gentes del mundo.
Luego aparecerá la muy grande congregación de Yahshúa, tal
cual como está anunciado en la Palabra de Dios.
Escuchemos a Enoc
Mis ojos vieron allí un profundo valle con amplias entradas y todos
los que viven en los continentes, el mar y las islas le llevan regalos,
presentes y símbolos de honor, sin que ese profundo valle llegara a llenarse.
Sus manos perpetraron crímenes
y los pecadores devoran todo lo que producen con fatiga aquellos a quienes
criminalmente oprimen; así los pecadores serán destruidos ante el rostro del
Señor de los espíritus, serán desterrados de la faz de la tierra y perecerán
para siempre.
Porque vi a todos los ángeles del castigo establecerse allí y preparar
todos los instrumentos de Satanás.
Y le pregunté al ángel de paz que iba conmigo: "¿Para qué
preparan esos instrumentos?".
Me dijo: "Preparan eso para que los reyes y los poderosos de la
tierra puedan ser destruidos.
Después de esto el Justo, el Elegido, hará aparecer la casa de su
congregación y desde entonces, ellos no serán estorbados más en nombre del
Señor de los espíritus.
En presencia de su justicia, estas montañas no estarán más en la
tierra, las colinas se convertirán en fuentes de agua y los justos descansarán
de la opresión de los pecadores.
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