YAHSHÚA DE NAZARETH_PROFETIZADO DESDE LA ETERNIDAD

En una oportunidad el Señor le dijo a escribas y fariseos: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39)

Y ciertamente los escritos antiguos anticiparon al Señor de la Gloria, miles de años antes de Su primera venida. Por ejemplo en una oportunidad el Señor fue a la sinagoga de los judíos y leyó a Isaías donde dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor (Isaías 61.1, 2). Luego añadió: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. (Lucas 4:16 -21).

David en sus salmos escribió muchas cosas que fueron proféticas y que tenían que ver con el Señor. Por ejemplo en el salmo 2, él escribe: “Yahweh me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. Esto ha tenido un cumplimiento parcial, por cuanto aún falta el gobierno milenial, durante e cual el Señor gobernará la tierra, junto con sus santos, con vara de hierro (Apocalipsis 2.27; 12.5 y 19.15)-

Isaías escribió en muchas ocasiones acerca del Señor. Uno de los más hermosos escritos está en el vapítulo 11 donde anticipa toda su gloria, diciendo: “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Isaí fue el padre de David. En consecuencia de este texto se induce la línea genealógica, según los hombres, del Señor. Pero más adelante añade: “reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Yahweh. Y termina este escrito de Isaías diciendo: “sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura”. Esto último hablando acerca de su obra puesta de manifiesto en sus primera y segunda venidas.

El mismo Isaías había anticipado su Gloria cuando escribió: “un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. (Isaías 9:6,7). ¡Cuánta Gloria la del Señor, anunciada por sus profetas! Por esto el Señor alguna vez suplicó al Padre diciendo: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. (Juan 17.5).

No obstante esa Gloria, el Señor anduvo con humildad entre nosotros y sobre esto Zacarías escribió: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. (Zacarías 9.9) Este evento se cumplió en la semana de su sacrificio (Mateo 21:1-7). Hablando precisamente de la última semana antes de su muerte y resurrección, el mismo Zacarías escribió: “Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos. (Zacarías 13.6) Este evento se cumplió en el día de su crucifixión (Mateo 27;32, 56; Marcos 15:21-41, Lucas 23:26-49, Juan 19:17-30).

Fue el mismo Zacarías quien, anticipándose como profeta dijo: “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos. (Zacarías 13:7). Esto se cumplió en el Monte de Los Olivos. (Mateo 26.31; Marcos 14.27).

Isaías previó lo que sería el sufrimiento del Señor y escribió su famoso pasaja que aparece en el capítulo 53.

“Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.  Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.  Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.  Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.  Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.  Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

Ese es mi Señor; el más hermoso de todos los hombres. Yahshúa de Nazareth el Hijo de Yahweh. Profetizado 3000 años antes de su Venida.