¿POR QUÉ CRISTO VOLVERÁ?:


Todos lo dicen, muy especialmente la iglesia evangélica: CRISTO VIENE YA. Pero ¿habrá alguno que conozca la razón por la qué Cristo viene ya? Antes de todo hay que poder interpretar el valor del “ya”. Como corresponde a tiempo, y se puede cuantificar, tiene un valor intrínseco. Es decir 10 años, 1 año, 1 mes o 1 día. Presiento que para una gran mayoría, ese “ya”, es ahora mismo.

Aunque no quiero extenderme en esto, todos debemos tener claro que antes que el Señor regrese, algunas cosas han de suceder y una que debe estar solucionada, por ejemplo, es lo del templo. Este debe estar construido (sería el tercero) ya que el anticristo, se sentará allí: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”. (2 Ts 2.3,4). Presumo que el Señor Jesús, cuando establezca su reino milenial, lo hará desde ese lugar. Así que tal parece que para esos días, el tercer templo debe estar en pie, como un requisito para que el Señor Jesús regrese, cosa que en este momento no es así.

Pero sigamos adelante, y lo que nos interesa por el momento es ¿por qué Cristo ha de regresar?  La carta a los hebreos nos dice porque: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. (Hechos 9.27-28)

Entonces, de acuerdo a esta sentencia, el Señor regresará para salvar a los que le esperan. Estoy seguro que la iglesia protestante dirá amén a esto. Mas sin embargo he entendido, luego de estudiar el tema, que la razón que origina su venida no es interpretada por igual, según las Escrituras y de acuerdo a lo que cree “su iglesia”. Para descifrar esto tenemos que comprender qué significan algunos términos usados.
LE ESPERAN PARA SALVACIÓN:
Veamos como tradujeron algunas revisiones el texto citado. La Biblia de las Américas: “ para salvación de los que ansiosamente le esperan. La Nueva Biblia de los Hispanos: “para salvación de los que ansiosamente Lo esperan. Reina Valera 1977: “a los que le esperan ansiosamente para salvación”. De acuerdo a estos textos, un estado de ansiedad impera entre los que le esperan, al momento de Su Venida. Vale entonces preguntarse si para los que dicen que Él “viene ya”, impera un estado de ansiedad, en este momento. Imagino que alguno dirá que sí, que ansía verle, y claro yo también. Pero recordemos que este estado de ansiedad es para salvación, o salud como dicen otros textos.

Buscando en el original griego encontramos que la palabra para salvación es “sótéria” que traduce “salud”, “salvación”, “saludable” “liberación” (vea Bible Hub, concordancia Strong, palabra 4991). El término “liberación se ajusta mucho mejor”. Algunos le esperan para ser liberados. La ayuda de palabras de Bible Hub, dice: “sótéria”: Salvar, rescatar”. Y añade: El rescate de Dios, el cual libera a los creyentes de la destrucción y los lleva a Su seguridad”.  Esta misma palabra es usada en Hechos 7:25, para describir la salvación que Dios daría a Israel, de mano de Moisés. Igualmente en la profecía de Zacarías se menciona a Jesús como el Salvador prometido: “Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de los que nos aborrecieron”.

Asimismo hemos investigado acerca del término: “esperan”.  Entrando en el griego, para hallar la mayor fidelidad posible, encontramos que en la porción analizada dice: “aparecerá a aquellos que le esperan”. Sin embargo hurgando acerca de la fidelidad de lo que se quiso decir, encontramos que la palabra usada para “esperan” es apekdechomenois, la cual sugiere la siguiente interpretación: “esperar ansiosamente”. (Para una revisión de lo que decimos puede usar el recurso de Bible Hub).

El término apekdechomenois es un verbo que está formado por tres palabras “apo”, “déxomai” y “ekdíkesis”, que traducen “desde lejos”, “bienvenido” y “fuera de” respectivamente. Las tres unidas podrían interpretarse como “Bienvenido” a quien viene “fuera de” o desde lejos” para que “haga separación de”, aquello que debería permanecer detrás. (Tomado de la ayuda de palabras para Bible Hub). El prefijo “apo” intensifica la raíz “dexomai” para enfatizar la idea de separación. La separación de aquello que causa el anhelo e intensifica la expectativa, por la cual se anhela la Venida. El término apekdéxomai se usa para anhelar estar muy lejos de este mundo, y anhelar la redención próxima del cuerpo.

Entendemos entonces que los que esperan su venida, lo hacen anhelantemente por causa de que su necesidad es ser sacados del mundo donde habitan, porque algo que hay en él y que les está provocando el deseo de salir. Ellos claman por su Venida, para que les libere (o rescate) y los lleve a un lugar que haga separación entre ellos, y lo que les angustia. 

PERO ¿QUÉ LES ANGUSTIA?

LA PROFECÍA DE DANIEL: La encontramos en el capítulo 7 de su libro, y particularmente miraremos lo que dice el verso 13: “Seguía yo mirando en la visión de la noche, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de muchos días, y le hicieron acercarse delante de Él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran, su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino un reino que no será destruido jamás. Sin duda que Daniel está retratando el momento de su Venida, cuando el poder de las naciones sobre la tierra haya pasado, y toda la autoridad haya sido dada al Cordero. Este es el momento anhelado por los que le esperan. Al fin llegó! Sería la expresión adecuada. ¡Ahora hemos sido liberados (separados) de aquello que nos angustiaba!

Pero antes de esta escena que nos describe Daniel, algo ha sucedido en la tierra; ve una bestia que lo impresiona: “Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos”.  (Daniel 7:7).

Esta bestia será una forma de gobierno que perseguirá a los santos: “La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará…Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará”, (Daniel 7:23,26).

En un momento de esta historia de la iglesia, el pueblo de los santos, formado mayormente por gente que no es judía de origen, pero que ama a Jesús intensamente, será perseguida por una forma de autoridad sobre la tierra, ejercida primero por un sistema, y luego por un hombre ayudado por ese sistema, que les llevará a la angustia extrema. Daniel 12.1 dice: “y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces”. Muchas cosas han de suceder sobre la tierra durante ese tiempo, y una gran mortandad sacudirá a este planeta. Los judíos serán arrasados y exterminados en su mayoría, pero un remanente permanecerá. Ambos, tanto la iglesia como los judíos, santos para Dios, clamarán a Él por ayuda. Y Él le ayudará enviando a Su Hijo.

Isaías (el evangelista del Antiguo Testamento) escribió sobre este momento. El pueblo angustiado clamaba a Dios por ayuda, y Él dice: “Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro.  Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos. Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. (Isaías 25:2-9)

Y el capítulo 26 continua demostrando la alegría de su pueblo, por el rescate hecho, y por no estar ya más en este mundo, donde el conflicto había angustiado a su pueblo: “En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.  Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos. (Isaías 26:1-6)

¿Puedes imaginar ese momento? Un pueblo sufriente, con gente que había soportado el horror de la persecución, el haber visto con sus propios ojos la muerte de sus hijos (o quizá la traición de ellos, al entregarles), el ser acusados injustamente de cargos que no eran ciertos, el ser sometidos a torturas, y crímenes sin castigo. Meses, años de aislamiento sin ver el sol, y quizá sin comer. Ver como a sus hermanos los sacaban de las cárceles de donde eran compañeros y nunca regresaban, y saber que habían muerto, siendo fieles a Jesús.
Y de pronto el cielo se descorre, y el velo es quitado y el Señor, acompañado de un séquito de ángeles irrumpe en la tierra, y los poderosos huyen despavoridos (Apocalipsis 6:15-17). Ellos lo del gobierno supra poderoso no quieren ver el rostro de Jesús, y menos el del Padre, porque saben que el fin de ellos (los enemigos de Dios) ha llegado. Jesús retorna victorioso, a poner fin a la tiranía del gobierno bestia, el que persiguió a sus santos, y por el cual estos clamaban a Él. Así dice el quinto sello: “Y clamaban a gran voz diciendo: ¿Hasta cuándo Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?  (Apocalipsis 6:10)

Hablando de este tiempo el Señor Jesús dijo: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis(Juan 14.3) Esta es una gran promesa.

EL REGRESO:

APOCALIPSIS 19: Este capítulo trata del Regreso del Señor Jesús, e inicia alabándole por su victoria: “Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro. Y establece que la tierra ha sido juzgada, en el gran día de su ira, por lo que al gobierno bestia ya no es más. Recordemos lo que escribió Daniel: “…miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego… y he aquí con las nubes venía uno como hijo de hombre…y le fue dado dominio, gloria y reino. (Dn 7:11, 13, 14)

La iglesia protestante asegura que el retorno del Señor Jesús, es porque viene a buscar a su iglesia antes del gobierno del anticristo. Si así fuese, entonces no habría gobierno del anticristo, porque Él vendría directamente a tomar el poder y gobernar.

Apocalipsis 19 retrata lo que pasará en el momento de Su Regreso. Allí dice: “Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: !!Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Otra vez dijeron: !!Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. La gran ramera es sin duda la iglesia católica, la cual ha pactado con Babilonia la grande (los Illuminatis de la familia Rothschild), para destrucción de los cristianos y judíos. Ella es culpable de la sangre de los siervos de Dios. Al decir siervos, debe referirse a los que le sirvieron a Él, durante su peregrinaje, y no a todo el que se haga llamar cristiano. Pero Dios les ha vengado, petición que ellos mismos Le hicieron, que aparece recogida en el quinto sello.

La imagen del Retorno aparece plasmada entre los versos 11 al 16. El Señor Jesús en toda su Gloria, cubierto en sentido de protocolo y de gran ceremonial por sus ángeles, que a la vez es el ejército celestial, le enmarcan para Su Regreso. En la tierra han sucedido muchas cosas, entre ellas seis sellos y siete trompetas que han dejado al mundo desfigurado y destruido. Los cielos se han descorrido, y toda la Verdad de Dios puede ser vista. Al mismo tiempo el sonido de la trompeta (la séptima), y la voz del arcángel anuncian su llegada. El Señor trae un ropaje de color sangre, que simboliza su propia sangre derramada en la cruenta tarde de su sacrificio, y un título escrito: “EL VERBO DE DIOS”. Esto es necesario, porque le lleva a su naturaleza divina, y al mismo tiempo al misterio de que todo lo creado está contenido en ÉL, lo cual justifica su carácter Salvador. Es decir toda la creación pudo ser salvada porque él es el VERBO DE DIOS, y esto por medio de SU SANGRE. Pero solo son salvados los que sufrieron durante la tribulación y oraron y clamaron a él por salvación y rescate. Como dice Isaías 26:15, 16:” Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra. Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste”.

Continua el capítulo 19 de Apocalipsis diciendo: “Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. (Ap 19:14,15). El lagar es el lugar del castigo para los que persiguieron a los santos, y las uvas son aquellos mismos. Dice Apocalipsis 14.19: “Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.

El día del Retorno del Señor serán apresados todos aquellos que hicieron gran mortandad en la tierra, y muy especialmente en contra de los santos (iglesia verdadera y judíos) y serán derrotados por el ejército de Dios. Dice 2 de Tesalonicenses 2:9 que Jesús destruirá al anticristo con su resplandor.

En otro estudio te mostraré tdo lo que pasará durante ese timpo; pero por ahora basta, a los fines de este análisis, con saber ¿por qué Cristo regresará? Lo hará por causa de que los suyos han sido llevados hasta la desesperación, por quienes les han perseguido, hostigado, torturado, encarcelado y hasta matado. No en poco número, sino en miles de millones.

Él volverá para rescatar a sus santos, martirizados al extremo, por causa de la gran ramera y de la Babilonia la grande, quienes en una sociedad vil y cómplice, querrán instaurar un Nuevo Orden Mundial, en el cual sólo convivirían menos de 1.000 millones de personas.

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