CAPÍTULO 3: LA PROFECÍA DE DANIEL. CAPÍTULO 7



Sin duda alguna que Daniel, el profeta, tiene un protagonismo incuestionable en los tiempos del fin, y de lo que él vio y escribió, hemos aprendido mucho. De sus escritos hemos usado mucha literatura para compararla con Apocalipsis 13, y sacar conclusión de este tema.

Daniel 7: No vamos a entrar en numerosos detalles que ya hemos descrito en nuestro primer manuscrito (Lo que usted tiene que saber acerca del tiempo del fin), sino que tocaremos, lo cual es el propósito de este manuscrito, aquellos puntos de interés que demuestran que Jesús viene después del anticristo.
Lo primero que encontramos es a Daniel hablando de la cuarta bestia, la cual según su opinión era “espantosa y terrible”. Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. (V. 7)
El carácter de esta bestia, es distinto a las otras que presenta Daniel en ese mismo capítulo. Esta bestia es un reino (o gobierno, más bien, para ajustarlo a nuestra época) que habrá sobre la tierra durante los tiempos del fin. Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. (V.17) Pero que el trato que dará a la tierra será de tal crueldad, que Daniel lo describe como espantoso, terrible, y en gran manera fuerte. Este reino aparece descrito, en Apocalipsis 13, como la bestia que surge del mar.
Según los símbolos que Daniel usa para describir su visión, el ve 10 cuernos. La cuarta bestia, como ya hemos dicho tendrá unas características espantosas, ejemplarizada por un gobierno cruel y despiadado. Esto es lo que le dice el ángel a Daniel: Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. (V. 23,24). Ahora bien los cuernos, como lo explica la profecía, serán reyes (u hombres de poder, presidentes, primeros ministros, etc.) de los cuales surgirá un rey, que quitará del medio a 3. Este es el anticristo, quien usará el enorme poder del cual ha sido dotado a través de su padre el diablo, para hacer lo que tiene que hacer. El texto dice que este décimo primer (que luego se vuelve el octavo) cuerno es diferente a los primeros ¿En que es diferente?  Al calificarlo de diferente debe estar considerando, seguramente sus procedimientos, sus métodos, las consecuencias de sus decisiones. Esto, en detalle, lo veremos más adelante.
Lo primero que ve Daniel, que lo hace diferente, es que habla, y lo que habla a Daniel lo impresiona. El texto dice: Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas. (V. 8)
Pero ¿Qué es lo que habla? El texto continúa diciendo: Y hablará palabras contra el Altísimo (V. 25). Es decir que lo que esta diciendo el cuerno 11 (o el 8) son cosas contra Dios, o contra Su Hijo. Tal es la envergadura de los comentarios que hace este cuerno, que Daniel, en su visión, no detiene su mirada en Dios, que es lo que debería haber hecho, sino su atención se dirige al cuerno.
¿Recuerda usted, que Moisés pidió a Dios ver su rostro?
Dios le dijo que no le vería el rostro porque moriría, pero que le permitiría ver su espalda. Y allí está Daniel delante del Altísimo, pero no se queda contemplándole, sino que su atención se desvía hacia el cuerno, y las cosas que dice.
Esto es lo que pasó: Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno (V.9-11). Sin duda que Daniel estaba impactado con las palabras que hablaba (este cuerno) el anticristo.
Este cuerno que habla cosas indecibles en contra de Dios y de su Hijo, se dedicará a perseguir a los Santos. Esto es lo que dice Daniel: Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía (V.21). Y más adelante dice: Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo (V.25).
Los santos acá no es la iglesia, ni tampoco el pueblo de Israel, sino los que tienen y obedecen los mandamientos de Jesucristo. Después del capítulo 3 de Apocalipsis no vuelve a ser mencionada la iglesia, sino los santos; y la razón de esto es que la iglesia será sometida a prueba durante el gobierno del anticristo, prevaleciendo aquellos que no nieguen el nombre de Jesucristo, y guarden sus mandamientos hasta el final. Acerca de la prueba de los santos Zacarías 13:8,9 dice: Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios. La razón de la prueba es por causa de la apostasía que vendrá sobre la tierra, en los días del anticristo, de la cual habla 2 Tesalonicenses capítulo2, lo cual estaremos comentando en otra sección.
Después del tiempo en que el cuerno desata toda su furia, gobernando al mundo con toda crueldad, y persiguiendo a los santos, es cuando regresa el Señor Jesús. Daniel menciona esto, de la siguiente manera: Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. (V. 13,14) Y luego después que los santos han sufrido la terrible persecución del anticristo entonces dice: Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.

Al igual que como hemos hecho en los dos capítulos anteriores, en este también hemos respetado el orden en que han sido expuestos los hechos. Lo primero que ve Daniel son los reinos más poderosos sobre la tierra, provenientes de los 4 puntos cardinales, y al reino de la bestia  mala, de la cual surge el reino 11 (el ocho después de derribar a 3).
Luego en esa visión es intercalada la imagen de Dios Padre (que por cierto coincide con la visión de Juan en Apocalipsis 4) cuando se sienta en su trono. Notemos que allí no está Jesús, al menos en ese momento.
Al mismo tiempo que Daniel ve al Altísimo y a los tronos, sigue escuchando las palabras del cuerno 11, lo cual implica que éste aún está activo, es decir no ha sido quitado del medio.
Todos los reinos habían perdido poder, aunque de alguna manera seguían representados en la tierra. Justo en ese momento es que Daniel ve al Hijo del Hombre.
Notemos que en ese momento a Jesús le “hacer acercarse al Padre”, y le es entregado  dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
La conexión entre este momento y aquel en el cual es quitado el peso del poder del anticristo con los santos, la establece el siguiente verso: Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin. Cuando Jesús viene en las nubes en la visión que relata Daniel, él dice: y se sentó un Anciano de días.
Este momento cuando el Padre se siente es uno sólo, porque esto es simbólico y conlleva un mensaje. El Padre se sienta cuando va a recibir a Jesús para entregarle el poder sobre la tierra, y el dominio sobre todos los reinos. Este es el mismo momento cuando los santos reciben el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo.
De tal manera que según el libro de Daniel, al igual que lo hemos demostrado en los evangelios y Apocalipsis 6, el anticristo viene primero que Jesús, por lo cual la iglesia tendrá que soportar su duro gobierno, y su carácter déspota y cruel.

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