EL JUICIO QUE VIENE: EL JUICIO SOBRE LA TIERRA
LA RAZÓN DEL JUICIO: Tenemos que considerar que no hubiera
sido necesario el juicio, si el pecado no hubiese sido introducido en el mundo
(Ro 5.16). El juicio de Dios no sólo corresponde al que será dado a cada
persona, sino que también comprende todo lo creado. Pero todo este castigo que
vendrá, será por causa del pecado.
EL JUICIO DEL PRINCIPIO: Génesis nos muestra el primer
juicio conocido, aunque sabemos que el juicio de Satanás también fue dado al
comienzo. En Génesis podemos ver que cuatro juicios fueron dados al comienzo:
El primero fue dado a la culebra, a quien se le dijo que se arrastraría sobre
su vientre por toda su existencia, el segundo se le dio a la mujer a quien se
le dijo que sus partos serían con dolor; y el tercero fue dado a la tierra, a
quien Dios le dijo que sería maldita; el
último fue dado a Satanás, a quien Dios le aseguro que aunque él mordería el
talón de la descendencia de la mujer, ésta le aplastaría la cabeza. Esta
aseveración la confirmó Pablo cuando dijo: Y el Dios de paz aplastará en breve
a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea
con vosotros (Romanos 20:16).
EL JUICIO A SATANÁS:
Acerca del juicio contra Satanás leemos esto en Isaías 14: Descendió
al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, gusanos
te cubrirán. ¡Como císte del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado
fuiste por tierra, tu que debilitabas a las naciones. En esta sentencia
también vemos el castigo dada a la culebra. Luego le añade: derribado eres
hasta el Seol, a los lados del abismo… pero tú eres echado de tu sepulcro como
vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron
al fondo de la sepultura, como cuerpo muerto hollado.
Acerca de esto Apocalipsis dice: Y el diablo que los
engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre; donde estaban la bestia y el
falso profeta; yserán atormentados día y noche, por los siglos de los siglos (Ap
20:10)
EL JUICIO LA TIERRA:
Como ya dijimos anteriormente, el Señor maldijo a la tierra cuando Adán pecó.
La causa de esto, es que la culpa del origen de la desobediencia se traslada
desde Adán, al material que lo constituyó como ser humano: la tierra.
Recordemos esto: Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la
tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. (Génesis
2:7). Dos elementos constituyeron a Adán, la tierra que le sirvió a Dios para
moldear su apariencia externa, y el aliento de vida, que caracterizaba su
proceder. La reacción de Adán ante la propuesta de Eva nunca fue condicionada
por el aliento de vida, que procedía de Dios, sino de la naturaleza impuesta
por la tierra. Por esto Dios castigó a la tierra, y no al hombre.
Después del pecado de Adán, dice la palabra de Dios, la
creación fue sujetada a vanidad (Ro 8:20,21), lo cual significa que perdió su
esencia y razón de ser. Por eso ella está esperando que los hijos de Dios sean
manifestados. Cuando Adán pecó y Satanás se rebeló contra Dios, la creación fue
sometida a esclavitud de corrupción.
Creemos que esta es la razón por la que al comienzo de las
cosas, en el inicio de todo, la tierra estaba desordenada y vacía. Cuando esto
paso lo primero que hizo Dios fue traer la Luz de Cristo. Recordemos que
Satanás es llamado Lucero de la mañana, un lucero oscuro de pecado, por ello la
Luz verdadera alumbró al mundo.
Con el paso de los años el pecado invadió al mundo,
iniciando con Caín, de quien la Biblia dice era del maligno (1 Juan 3:12), y
luego extendiéndose a todos los hombres, razón por la cual Dios decidió
exterminar la humanidad (Génesis 6:5-7).
A pesar de que Dios decidió dejar a Noe, y a los suyos, 8 en
total, no pudo impedir que la maldad continuara. La mezcla que hubo al
comienzo, la maldad de Satanás y de los primeros creados, ya estaba en la naturaleza
de la creación. Esta maldad ha contaminado toda la tierra. El lugar que Dios
había creado para que habitara el hombre en santidad, fue corrompido por causa
del pecado. Por ello Dios ha decidido destruir al mundo. Algo de esto leemos en
Isaías 24. He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su
faz, y hace esparcir a sus moradores… La tierra será totalmente vaciada, y
completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
Pedro habló acerca del juicio de la tierra, cuando dijo: Pero
el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán
con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y
las obras que en ellas hay serán quemadas. (2 Pedro 3:10).
El juicio de Dios sobre la tierra iniciará con el sexto
sello, el cual (por cierto) marcará el inicio del final de la gran tribulación.
En esta porción encontramos que los cielos se desgranan, sobre la tierra: En
primera instancia es un juicio sobre la tierra, pero también es un juicio
contra los hombres de la tierra. Así dice allí: Miré cuando abrió el sexto
sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de
cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo
cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida
por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se
enrolla; y todo monte y toda isla se removieron de su lugar. Y los reyes de la
tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y
todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y
decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del
rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque
el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
(Apocalipsis 6:12-17)
Imaginamos que una gran cantidad de elementos celestes,
formados por asteoides de diferentes tamaños caerán sobre la tierra, impactando
sobre ciudades, pueblos, campos, metrópolis e inclusive sobre naciones enteras,
provocando pánica entre los habitantes de la tierra. Acerca de esto el Señor
Jesús enseño: Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las
estrellas, y en la tierra angustia de
las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;
desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que
sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas
(Lucas 21:25,26).
Pero luego del sexto sello, veremos lo siguiente:
La primera trompeta: hubo granizo y fuego mezclados con
sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles
se quemó, y se quemó toda la hierba verde (Apocalipsis 8:7).
El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran
montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar
se convirtió en sangre, Y murió la tercera parte de los seres vivientes que
estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.
(Apocalipsis 8:7).
El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una
gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los
ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y
la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron
a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas (Apocalipsis 8:10,11)
El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera
parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las
estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos,(G) y no hubiese
luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche (Apocalipsis 8:12).
LOS TRES AYES:
El primer Ay, el tormento de los impíos: La quinta trompeta
trata de un juicio sobre aquellos que no quisieron ser sellados por Dios, sino
que fuerin sellados por Satanás (Ap 9: 1-11)
El segundo Ay, la gran guerra: La sexta trompeta pareciera
hablar de una gran guerra, cuyo ejército es de 200 millones de personas. En la
visión de Juan, llena de elementos simbólicos, son desatados cuatro ángeles,
que estaban atados junto al gran río Eufrates, y los elementos que
atacan son como jinetes, que matarán a la tercera parte de los pobladores de la
tierra, es decir entre 2,1 y 2,5 mil millones de personas.
Durante el segundo ay se producirán otro acontecimientos: EL
cuarto templo ha sido construido y los gentiles llegan hasta el patio exterior
a saquear, hollarán a Jerusalén durante
cuarenta y dos meses. Dios levantará dos testigos que prefiguran a Elias /que
puede cerrar los cielos para que no llueva) y Moisés (quien convirtió las aguas
en sangre, en los días de Faraón), los mismos que estuvieron con Jesús cuando
fue transfigurado. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros
que están en pie delante del Dios de la tierra (Apocalipsis 11)
El tercer Ay, la venida del Señor Jesús: El séptimo ángel
tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del
mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los
siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante
de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,
diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y
que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron
las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar
el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu
nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la
tierra. Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se
veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo (Apocalipsis 11:15-19).
LAS SIETE COPAS DE LA IRA DE DIOS: Las siete copas de la ira
de Dios señalan los últimos siete castigos de Dios a la tierra. Para este
tiempo los santos ya no estarán en el mundo. Acerca de esto habló Isaías cuando
dijo: Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas;
escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque
he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por
su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y
no encubrirá ya más a sus muertos (Isaías 26:20,21).
La iglesia será guardada, para no estar en la tierra durante
los últimos acontecimientos. Ella cantará al Señor el cántico de Moisés
(Apocalipsis 15:3,4). Inmediatamente después es abierto el tabernáculo del
testimonio. Y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete
plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del
pecho con cintos de oro. Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete
ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos
de los siglos. Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su
poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las
siete plagas de los siete ángeles (Apocalipsis 15:6-8).
Se inicia entonces las últimas siete plagas de Dios, que
forman parte de su juicio, sobre la tierra:
Y
Fue el primero, y derramó su copa
sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que
tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.
Y
El segundo ángel derramó su copa
sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser
vivo que había en el mar.
Y
El tercer ángel derramó su copa
sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre
Y
El cuarto ángel derramó su copa sobre
el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego.
Y
El quinto ángel derramó su copa
sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de
dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por
sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.
Y
El sexto ángel derramó su copa
sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese
preparado el camino a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón,
y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus
inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales,
y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de
aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón.
Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y
vean su vergüenza. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.
Y
El séptimo ángel derramó su copa
por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo:
Hecho está. Entonces hubo relámpagos y
voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que
los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en tres
partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en
memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. Y
toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. Y cayó del cielo sobre los
hombres un enorme granizo como del peso
de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo;
porque su plaga fue sobremanera grande.
Continuará
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